Guanazán, la parroquia zarumeña donde el tiempo pasa lentamente
Las tradiciones de la parroquia Guanazán, en el cantón Zaruma, en la provincia de El Oro, se mantienen intactas. Su vestimenta y gastronomía se ha cuidado por años.
Son más de 35 km de recorrido desde la cabecera cantonal que es Zaruma, hasta llegar a Guanazán, la primera parroquia de El Oro.
Este sector fue creado el 29 de mayo de 1861. En primera instancia fue adscrito a la provincia de Loja, junto a las parroquias Paccha, Manú y Chaguarpamba. Esto ocurrió en el primer período del presidente, Gabriel García Moreno. El 17 de abril de 1884, pasó a pertenecer a la provincia de El Oro.
Al recorrer las empinadas calles de este histórico poblado, se ve cómo su gente cultiva incluso en los portales. Por ejemplo, María Aguilar, quien comenta que desde que tiene uso de razón se ha dedicado a esta actividad.
Sus padres le inculcaron la siembra y la ganadería desde niña y que desarrollara esas actividades siempre en su parroquia, por lo que conoce muy poco otros cantones.
“Aquí nos quedamos con mi marido, sembramos de todo, luego vendemos en el centro de Guanazán y con eso vivimos”, explica la mujer que, con su tradicional pollera, abrigo y zapatillas de hilo, llama la atención de los visitantes.
Las diferentes tradiciones y costumbres de la parroquia Guanazán no se han desvanecido. Su sombrero, pañolones y hasta las fajas están confeccionadas con hilos de lana de borrego.
Lo más representativo está en sus platos típicos que se cocinan aún con leña y en vasijas de barro.
La fabricación de panela y dulces de leche es lo primordial para los pequeños del hogar. La preparación del cuy y el guarapo no puede faltar en la celebración social y cultural.
Édison Paltan, miembro de la Junta Parroquial de Guanazán, explicó que mantener vivas las tradiciones es uno de los objetivos de los habitantes. “La población es netamente religiosa, cosa que aquí no se ha perdido”, comenta.
Al no contar con un médico permanente en el lugar, los pobladores recurren a la medicina ancestral para sanar sus dolencias. Existen 20 curanderos en el sitio.
Lucio Cuenca es otro de los comuneros de la zona. Combina su actividad en el agro con la elaboración de artesanías.
Los rebozos, pañolones, cobijas, alforjas, lonas, ponchos y tejidos son elaborados por Cuenca para la venta en la cabecera parroquial y sus recintos que tiene unos 4.000 habitantes. Los precios varían y van desde los $ 5 hasta los $ 50, según el trabajo
Los comuneros son de poco hablar, pero sí cuestionan el bajo aporte de las instituciones con Guanazán, aunque cambiar su estilo de vida es muy difícil, cuando la mayor parte de los habitantes tienen creencias y valores ancestrales. (I)