¿Una nueva Internacional Nacional-Popular?

Por Luciana Cadahia, analista política

Del 12 al 14 de marzo tuvo lugar en el teatro Cervantes de Buenos Aires el primer Foro Internacional por la Emancipación y la Igualdad. El  encuentro fue organizado por el filósofo Ricardo Forster, actual responsable de la Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional de Argentina, dependiente del Ministerio de Cultura de la Nación. La Secretaría comenzó a funcionar el año pasado y desde entonces se ha debatido mucho sobre la pertinencia o no de su existencia. En varias oportunidades se consideró que este espacio empobrecería el pensamiento, dado que corre el riesgo de estar dirigido desde el Estado. En otras ocasiones se celebró su aparición, ya que a diferencia de la lógica tecnocrática y efectista de algunos gobiernos, el Estado argentino estaría otorgando un lugar destacado al pensamiento y sus intelectuales, como parte significativa de la construcción de proyectos nacionales. Más allá de estas posturas, parece que la apuesta de Forster ha comenzado a dar sus primeros frutos y este foro es un ejemplo de ello. En el encuentro se contó con la presencia de políticos e intelectuales latinoamericanos y europeos de gran relevancia, entre los que cabe destacar la presencia de Noam Chomsky, Álvaro García Linera, Gianni Vattimo, Jorge Alemán, Camila Vallejo, René Ramírez, Axek Kicillof, Íñigo Errejón, Horacio González, Gabriela Rivadeneira, Germán Cano, Emir Sader, Piedad Córdoba, entre otros. El espacio estuvo abierto al público en general, puesto que uno de los principales objetivos era abrir el debate a la ciudadanía, explicitar cuáles son las singularidades, límites y alcances de los actuales proyectos populares y nacionales de izquierda y qué supone esto en el escenario internacional. Además de estas discusiones, también se redactó un documento, cuya finalidad ha sido establecer un posicionamiento que refleje los principales temas tratados.

Si en los últimos años América Latina se convirtió en el lugar de las “experiencias políticas novedosas”, este foro señala el desafío de empezar a construir un pensamiento que recoja estas experiencias. Sobre todo porque la emancipación de los pueblos tiene que venir acompañada de una emancipación cultural y reflexiva. A diferencia de otros momentos de la historia, en los que se buscaba ver cómo la “experiencia latinoamericana” encajaba en las teorías de fuera, este foro supuso un diálogo en pie de igualdad entre América Latina y Europa, un diálogo capaz de reconocer los desafíos y aportes que cada una de las regiones y países puede hacer al debate global, un intento de compartir experiencias y conocimientos capaces de construir una alternativa intelectual, vital y política a la hegemonía neoliberal contemporánea. Ojalá que este foro sea el punto de partida de una serie de encuentros públicos entre los países del Sur, una experiencia nueva que intente reunir en un mismo lenguaje lo mejor del legado de las izquierdas y los populismos. Quizá sin saberlo, América Latina se está convirtiendo en el lugar de una nueva Internacional Nacional-Popular.