Con el objetivo de agregar un poco de diversidad a un círculo interno, Donald Trump seleccionó el miércoles a dos mujeres republicanas para ocupar puestos en el gabinete. Nikki Haley fue elegida como la embajadora ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) y Betsy DeVos fue postulada como la secretaria de educación.

Nikki Haley, gobernadora de Carolina del Sur de 44 años, es una popular republicana e hija de inmigrantes indios que no tiene experiencia en política exterior. Fue crítica de la campaña contra los musulmanes de Trump y obtuvo relevancia internacional con su destacado manejo sobre el crimen racial del año pasado donde un hombre blanco ingresó a una histórica iglesia afroamericana en Charleston matando a un ministro y a 8 feligreses.

La republicana ahogó las lágrimas en una conferencia, diciendo que “el corazón y el alma de Carolina del Sur estaba rota”.

Para Trump es importante la habilidad que posee Haley en construir relaciones con prominentes donantes ricos y figuras como el empresario Mitt Romney, que no son tan afines a su victoria, mientras mantiene su credibilidad como una voz populista.

Horas después del anuncio de Haley, Trump mostró su intención de nombrar a la filántropa multimillonaria Betsy DeVos como la secretaria de educación. Ella es conocida por sus esfuerzos para canalizar los dólares de los contribuyentes de las escuelas públicas a las privadas y religiosas.

El diario The Washington Post publicó que el anuncio sobre DeVos inmediatamente provocó la oposición de la Asociación Nacional de Educación (NEA), el sindicato de maestros más grande de la nación.

La presidenta de la NEA, Lily Eskelsen García, en un comunicado destacó que: “No ve lo mejor para los estudiantes, los padres, los educadores y las comunidades. Ella siempre ha empujado una agenda corporativa para privatizar, desprofesionalizar e imponer soluciones que recortan los beneficios a la educación pública”. (I)