El secuestro del general Rubén Darío Alzate mantiene en vilo la continuidad de los diálogos de paz que  negocian, desde noviembre de 2012, el Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en La Habana. Sin embargo, no es la primera vez  en la historia de las negociaciones con los grupos guerrilleros, que este tipo de crímenes echa al traste lo que se ha logrado en la mesa.

El primer intento de paz que fracasó por este motivo fue el de Tlaxcala, México, en 1992, durante el gobierno del expresidente liberal César Gaviria, por el secuestro del exministro Argelino Durán Quintero. En esta ocasión, el Gobierno negociaba el fin del conflicto con las guerrillas de las FARC, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Ejército Popular de Liberación (EPL).

Las conversaciones iniciaron en 1991 en Caracas, pero después de un año debieron trasladarse a la ciudad mexicana de Tlaxcala por el intento de golpe contra el entonces presidente venezolano Carlos Andrés Pérez.

El EPL tomó de rehén a Durán, quien murió en cautiverio, a causa de un ataque cardiaco. Luego Gaviria puso fin a los diálogos.

Posteriormente, durante la presidencia de Ernesto Samper (1994-1998) se mantuvieron acercamientos para retomar las negociaciones de paz con la mediación de la Iglesia católica, la sociedad civil y el Gobierno alemán, sin embargo, no prosperaron.

Ya en la administración de Andrés Pastrana, en 1999, se iniciaron nuevos diálogos con las FARC, pero el llamado proceso de paz del Caguán corrió la misma suerte y se suspendió en 2002 por el secuestro del senador Jorge Eduardo Gechem.

La práctica del secuestro por cuenta de las guerrillas alcanzó su mayor cuota en la segunda mitad de la década del 90 y comienzos de la del 2000, cuando pasó de ser una política selectiva con fines económicos a una actividad masiva contra políticos, militares y policías, destaca El Heraldo.

Los civiles no escaparon de la tragedia con algunos casos muy sonados, como el de los 12 diputados del Valle del Cauca en 2002, de los que once fueron asesinados por las FARC cinco años después.

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Cuando se produjo aquel secuestro masivo en la Asamblea Regional, en Cali, el gobierno de Pastrana ya había dado por terminados los diálogos que se realizaban en San Vicente del Caguán, en Colombia. La razón fue el secuestro, el 20 de febrero de 2002, de un avión comercial cuyo piloto fue obligado a aterrizar en una carretera del Huila donde los guerrilleros se llevaron a tres de los 30 ocupantes, entre ellos el senador Jorge Eduardo Géchem Turbay. El conflicto armado se recrudeció.

Ahora, justo cuando se cumplen dos años de la instalación de la mesa de diálogo bajo el gobierno de Juan Manuel Santos, en Cuba -tiempo en el que, de acuerdo con los expertos, “se ha avanzado más que en ningún otro proceso”-, las FARC secuestran al general Alzate, junto a un soldado y una abogada para presionar sobre un acuerdo de un cese bilateral de hostilidades; y el Gobierno suspendió las negociaciones.

Este episodio se presenta a pesar de que la guerrilla, en febrero de 2012, anunció su renuncia al secuestro. La liberación de Alzate y otros secuestrados fue negociada por Cuba y Noruega, garantes del proceso de paz. Un hecho que no se producía ayer hasta el cierre de esta edición.

De acuerdo con el Centro Nacional de Memoria Histórica, entre 1970 y 2010 se registraron 27.023 víctimas de secuestro. De ellas, 24.489 a manos de las FARC y 2.541 de grupos paramilitares.