Honduras se prepara para la construcción de unas polémicas ciudades-modelo, con grandes niveles de autonomía, una iniciativa del gobierno cuyos detractores ven como una pérdida de soberanía por parte del Estado.

La iniciativa de las oficialmente llamadas Regiones Especiales de Desarrollo (RED) data de 2011, pero recobró fuerza esta semana, después de que la Comisión para la Promoción de Alianzas Público Privadas (Coalianza) firmó el primer acuerdo con una empresa de Estados Unidos para llevar adelante el proyecto.

El convenio fue suscrito por el presidente de Coalianza, Carlos Pineda, y el representante del Consorcio MKG Group, Michael Strong, quien aseguró  que el objetivo de su empresa es “crear la base para una comunidad segura y próspera para los hondureños”.

El grupo norteamericano invertirá $ 15 millones para empezar a levantar la infraestructura básica de la primera ciudad, cerca de Puerto Castilla, en la costa del Caribe. Otra urbe se construirá en el Valle de Sula, en el norte de Honduras, y una tercera en el sur del país.

La construcción, según  el gobierno de Porfirio Lobo, impulsará el desarrollo económico que necesita desesperadamente la pequeña nación centroamericana, mientras  algunos grupos, entre ellos las comunidades indígenas, se oponen por temor a perder sus territorios.

Estas ciudades modelo tendrán personalidad jurídica, su propio sistema de administración pública y tributario,  su propia normativa legal,  su policía y sus leyes en general aunque sujeta a la aprobación del Parlamento hondureño.