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Avión de Peña Nieto, uno de los más caros del mundo

El presidente de México, Enrique Peña Nieto, y su esposa y Primera Dama, Angélica Rivera, bajan del actual avión presidencial.
El presidente de México, Enrique Peña Nieto, y su esposa y Primera Dama, Angélica Rivera, bajan del actual avión presidencial.
Foto: Notimex
07 de enero de 2016 - 00:00 - Paula Mónaco

El nuevo avión presidencial mexicano paradójicamente llevará el nombre de José María Morelos y Pavón, héroe independentista que exigió a los gobernantes moderar la opulencia.

La aeronave, que se espera arribe a México durante este mes, es un Boeing 787 Dreamliner de súper lujo, acondicionado para 250 a 290 pasajeros y capaz de realizar viajes transatlánticos sin escala.    

Una compra suntuosa que entre aeronave y hangar especial costará a los mexicanos varios cientos de millones de dólares aunque solo lo disfrutarán unos cuantos. En un país donde el 46% de la población vive en la pobreza, se han dictado medidas de recorte al gasto social y el crecimiento económico anual ronda en el 2.5%, la compra del Boeing “es una insolencia, una bofetada del gobierno a los mexicanos”, cuestiona el periodista Álvaro Delgado, quien ha seguido el caso.

El avión fue encargado en 2012, merced a un pacto entre el entonces saliente presidente Felipe Calderón y el entrante Enrique Peña Nieto, y no hubo transparencia en las cuentas. La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) informó que costaría $ 125 millones  y la Secretaría de Hacienda dio otro monto, $ 58 millones.

Para Delgado, “hay una maniobra de ocultamiento del costo real. La información ha sido poco precisa por parte de Sedena y Hacienda, pero no hay ninguna duda de que costará 7.500 millones de pesos ($ 441 millones) y terminará de pagarse en  2027”.  El monto, que incluye mantenimiento, duplica al gasto anual de todos los partidos políticos mexicanos y serviría, por ejemplo, para construir siete hospitales que atiendan a 240 mil personas, según datos oficiales.

Actualizar vehículos y medios de transporte para gobernantes es una necesidad de cualquier país pero escandaliza la costosa opción que tomaron Calderón y Peña Nieto. “Ellos alegaron que el principal avión presidencial estaba viejo y se requería uno nuevo, sin embargo el problema es que compren el más lujoso del mundo, capaz de hacer viajes transatlánticos como si fuera indispensable hacerlos de esa manera. Nadie exige que viajen en clase turista de líneas comerciales, pero es un exceso adquirir un avión que no posee ningún país democrático del mundo”, dice el periodista.  

Para que el nuevo avión presidencial pueda operar, las autoridades construyen un hangar especial dentro del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Una obra que según datos de la prensa cuesta cerca de $ 58 millones y fue concesionada al Grupo Higa, propiedad del empresario Armando Hinojosa Cantú,  quien es amigo del Presidente y ha estado involucrado en varios escándalos de corrupción en grandes obras públicas y la llamada ‘Casa Blanca’, mansión de la familia presidencial con costo de unos $ 7 millones.

Después de varias fechas postergadas, se espera que el Boeing 787 llegue por fin a México en estos días. Con su transatlántico de los sueños, Peña Nieto volará alto: será el jefe de Estado con la aeronave más cara del mundo. Porque según se conoce, el Airforce One del mandatario estadounidense cuesta unos 350 millones de dólares y el Airbus A-340 del sultán de Brunei ronda los 430 millones de dólares.  

Derroche a costa del erario

El mandatario mexicano ya tiene planes para estrenar su avión: Alemania, Dinamarca, Noruega y Países Bajos son los próximos destinos, según la agenda oficial. Con esos cuatro viajes, llegará a 50 giras internacionales en tres años.

“No ha habido presidente más andariego que Peña –dice Álvaro Delgado-, ni siquiera Adolfo López Mateos (1958-1964), a quien por su tendencia a andar por el extranjero se le llamó López Paseos”.

En el caso de Enrique Peña Nieto, “más que una estrategia de política exterior, lo que revela esta inusitada agenda de viajes internacionales es un desplante de poder: ‘como soy presidente, puedo hacer lo que me dé la gana’. Lo que veo es una conducta autoritaria en ese afán de viajero frecuente, porque uno de sus placeres es andar por el mundo sin que eso necesariamente represente logros para el país, pero también es una conducta evasiva: irse para no enfrentar la compleja cotidianidad”.     

Ejemplo de ello, la gira que realizó por China a finales del año 2014, en el momento más álgido del conflicto por la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa. No suspendió aquel viaje y en los últimos meses ha optado por trasladarse con un séquito cada vez más grande y oneroso.   

El 1 de marzo de 2015, el Presidente viajó a Reino Unido en visita de Estado que duró cuatro días y costó 7.1 millones de pesos mexicanos ($ 418 mil, aproximadamente). En el avión presidencial TP-01 volaron 42 personas, de las cuales 17 recibieron trato “VIP”: el mandatario; su esposa, Angélica Rivera; cinco de los seis hijos que entre ambos tienen; su hermana, Ana Cecilia Peña Nieto; su cuñada, Elisa Guadalupe Rivera de Moretto; el presidente del Senado y su esposa; dos secretarios de Estado y cuatro altos funcionarios.

Solo el servicio de catering para esas 17 personas en los vuelos entre Gander (Canadá) y Aberdeen (Escocia), tuvo un costo de $ 91.854, es decir $ 5.403 de alimentos por persona en 27 horas de vuelo, indican documentos revelados por la periodista Anabel Hernández en la Revista Proceso.

La factura número 59159123/15 de la empresa Royal FBO Service, de la cual posee copia el semanario, detalla que las provisiones incluyeron 65 órdenes de platillos entre pollo, carne roja, pescados y mariscos, además de 40 ensaladas, 8 órdenes de arroz, 20 postres, 6 trozos de pastel, 5 bandejas de sándwiches, 75 botellas de agua mineral, siete paquetes de refrescos, nueces, barras de cereal, chocolates, chicles, pastillas refrescantes del aliento y botellas de enjuague bucal, entre otros productos con cargo al erario público, detalla Hernández. Aparte se pagó un servicio por vajilla, cubiertos, mantelería y cristalería con el logo de la presidencia estampado, aunque el costo no se ha hecho público.          

Además, durante las 48 horas que la comitiva permaneció en Reino Unido, el gobierno mexicano desembolsó $ 53.329 de gastos y consumo extra en los hoteles Intercontinental Park Lane y The Dorcheste.

No fue un viaje excepcional, cuatro meses después, el Presidente se trasladó a Francia por tres días con una comitiva de casi 400 personas: su esposa, Angélica Rivera; 141 funcionarios y “personal de apoyo”; 156 militares; 26 representantes de instituciones académicas; 44 empresarios y 24 reporteros que viajaron en avión presidencial “pero su alojamiento y alimentos serán cubiertos por sus medios”, detalló en su oportunidad la oficina de la Presidencia.

Por fotos publicadas en redes sociales, los mexicanos han constatado que en el avión presidencial viajan hasta maquillistas de la Primera Dama. El despilfarro, la ostentación y la corrupción en contratos incluso para servicios como un catering de vuelo, considera Álvaro Delgado, ilustran el presente del país: “El gobierno de Enrique Peña Nieto tiene el sello de la corrupción en todos los órdenes”. (I)  

Datos

El presidente mexicano Enrique Peña Nieto empezó 2015 marcado por el escándalo ‘casa blanca’, la mansión de más de $ 7 millones que su esposa, Angélica Rivera Hurtado, compró a Grupo Higa, uno de los contratistas ligados al mandatario. En los últimos años el consorcio ha ganado varios contratos federales por un valor superior de 40 millones de dólares.

En marzo de 2015, el guardarropa que usó la primera dama mexicana Angélica Rivera y su hija Sofía Castro, en una visita oficial del presidente Enrique Peña Nieto a Gran Bretaña, causó revuelo en las redes sociales, por su alto costo.

En total, según publicó el diario Reforma, Angélica Rivera gastó unos $ 7.800 (más de 120 mil pesos) en vestidos para actos protocolarios.

La aprobación del Presidente cayó a su nivel más bajo desde que inició su mandato, pues una encuesta del diario Reforma mostró un desplome al 34 por ciento en la aceptación.   

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