Obama, defensor del unilateralismo norteamericano

El presidente Barack Obama en su discurso sobre el Estado de la Unión al referirse al acercamiento con la isla fue poco convincente, retórico y se mostró defensor del unilateralismo norteamericano, propio de un gobernante preocupado por su imagen política al final de su mandato más que por iniciar un cambio de rumbo en la política exterior de su país.

Indudablemente el anuncio del restablecimiento de las relaciones diplomáticas y este ciclo de diálogos que se inició ayer en La Habana son aspectos positivos, van  un paso adelante en relación con las políticas de la Unión Europea, pero son pasos pequeños, que con la lentitud del proceso diplomático y la dificultad de la política interna norteamericana, resultan insuficientes hasta el momento.

En la cuestión de los viajes, por ejemplo, Estados Unidos establece 12 categorías, de tal forma que un ciudadano normal que no tenga negocio, que no sea deportista no puede viajar a Cuba. En torno a esos temas se deben ir dando pasos concretos.

Por otra parte, está la situación del Capitolio dominado por la hegemonía republicana que se opone al restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba y al levantamiento del embargo comercial, lo cual nos hace presagiar que no se va a dar ningún paso sustancial, al menos a corto plazo, y los pasos que se están dando, aunque positivos son demasiados medrosos.

Las reuniones que arrancaron ayer en La Habana deben ser el comienzo de la concreción de los anuncios realizados por el presidente Barack Obama.

El tema migratorio es muy importante porque lo que hacía Estados Unidos era, por un lado, no normalizar la migración y por otro fomentaba la migración ilegal con políticas como ‘pies mojados-pies secos’ para desprestigiar al Gobierno cubano con las salidas de algunos cubanos en condiciones precarias. En el último año, esto se ha frenado, pero anteriormente se dieron situaciones que desembocaron en la llamada ‘crisis de los balseros”.

El tema de la migración con Cuba es importante, pero el problema gordo de la migración no lo tiene con Cuba, lo tiene con Centroamérica y sobre todo con México, donde debido a los intereses económicos y el narcotráfico la situación se agrava cada vez más.  

La hegemonía republicana  nos hace presagiar que no se va a dar ningún paso sustancial.