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Las FARC liberaron a soldado colombiano

El soldado Carlos Becerra fue entregado a representantes del Comité Internacional de la Cruz Roja. Foto: Archivo/AFP
El soldado Carlos Becerra fue entregado a representantes del Comité Internacional de la Cruz Roja. Foto: Archivo/AFP
26 de diciembre de 2014 - 14:03 - Agencias

El soldado del Ejército colombiano, Carlos Becerra Ojeda, que estaba en poder de las FARC, fue liberado este viernes en una zona rural del municipio de Jambaló, en el departamento de Cauca, suroeste de Colombia, informó el grupo guerrillero.

Representantes del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), de Cuba y Noruega, países garantes de los diálogos de paz, "y del Gobierno de Colombia, recibieron en la vereda Zumbico, al soldado profesional en desarrollo del protocolo convenido para su liberación", indica un comunicado.

Becerra Ojeda había sido secuestrado por las FARC el pasado 19 de diciembre en un combate ocurrido en Santander de Quilichao (Cauca), en el que murieron 5 militares y otros 5 resultaron heridos.

Ese combate fue uno de los varios incidentes armados registrados ese día, víspera de la entrada en vigor de un cese el fuego unilateral e indefinido declarado por las FARC en el marco de las negociaciones de paz.

Las FARC subrayaron hoy en el comunicado que "la aceptación del estado de prisionero de guerra en el conflicto armado beneficia al capturado en combate al convertirlo en sujeto de derechos y protección, al tiempo que a la fuerza adversaria que captura, la obliga a garantizarlos".

El grupo guerrillero había anunciado ayer la activación de los protocolos de liberación del soldado, que calificó de "un nuevo gesto de paz" y un "acto humanitario" puesto que el militar fue herido durante el combate.

En su cuenta en Twitter, el presidente Juan Manuel Santos calificó este hecho como "otro paso en la dirección correcta". Añadió que espera que "sea muestra de la decisión irreversible de terminar el conflicto y que este tipo de sucesos no vuelvan a pasar".

Tras gestiones de Cuba y Noruega, las FARC liberaron a fines de noviembre al general del Ejército colombiano, Rubén Darío Alzate, y a otros cuatro cautivos -tres soldados y una mujer-, lo que despejó la vía para la reanudación de las negociaciones de paz, que las partes adelantan en La Habana desde noviembre de 2012, con el objetivo de acabar un conflicto armado de medio siglo que ha dejado unos 220.000 muertos y 5,3 millones de desplazados.

La captura del general Alzate llevó al presidente Santos a suspender el 16 de noviembre las negociaciones de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Los diálogos de La Habana se desarrollan sin un cese del fuego bilateral en Colombia, pues la administración de Santos argumenta que la guerrilla lo usaría para fortalecerse militarmente.

Sin embargo, el pasado 20 de diciembre, las FARC iniciaron un alto unilateral de las hostilidades por tiempo indefinido, con veeduría internacional y condicionado a que las "estructuras guerrilleras" no sean "objeto de ataques por parte de la fuerza pública".

En otro comunicado publicado este jueves, las FARC destacaron que su reclamo de verificación de la tregua responde a que "en las cuatro ocasiones anteriores que hemos decretado gestos similares (...) los enemigos de la reconciliación nacional han salido a descalificar nuestra conducta y a poner en duda nuestra voluntad de paz, acusándonos de faltar a la palabra empeñada".

"Pese a la incomprensible reacción inicial del presidente Santos, descartando la posibilidad de la verificación y argumentando el cumplimiento de la ley para mantener los operativos contra nuestras fuerzas, somos optimistas acerca de que la cordura y la razón terminarán por imponerse", apuntaron.

Desde que comenzaron las conversaciones de paz, actualmente en receso, las partes han consensuado tres de los seis temas en agenda: reforma rural, participación política de la guerrilla y solución al problema de las drogas ilícitas.

Restan empero los asuntos más complejos, como la reparación de las víctimas -en discusión actualmente- y el abandono de las armas. Además, debe elegirse un mecanismo de refrendación de un eventual acuerdo de paz.

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