La violencia en Egipto sigue tras la masacre en estadio
Nuevos enfrentamientos, que dejan hasta el momento cuatro fallecidos, se produjeron ayer en El Cairo entre policías y manifestantes que expresaron su indignación por la muerte de 74 personas en reyertas que estallaron el miércoles tras un partido de fútbol en Port Said entre el equipo local el Masri y el Ahly.
La tragedia en el estadio de Puerto Said provocó en el país protestas que el jueves degeneraron en violentos choques con la policía. Dos manifestantes murieron en Suez y 30 resultaron heridos, mientras que en la capital fueron 600 durante los choques en los alrededores del Ministerio del Interior.
Pero la violencia continuó también ayer. Dos manifestantes fallecieron al inhalar gases lacrimógenos durante nuevos choques entre uniformados y opositores al gobierno militar en el centro de la capital egipcia, indicaron fuentes médicas a la agencia AFP.
Las dos víctimas mortales fueron trasladadas a un hospital después de participar en una sentada frente al Ministerio del Interior, que fue reprimida por la policía con el lanzamiento de gases, a lo que respondieron quienes reclamaban con piedras.
El Ministerio de Sanidad confirmó, por su parte, un fallecido, mientras que la cifra total de heridos asciende ya a 1.482, de los cuales casi la mitad han sido trasladados a los hospitales.
“Todos los heridos se encuentran estables y en su mayoría van a ser dados de alta en las próximas horas”, informó el doctor Adel Adaui, asistente del ministro de Sanidad, a la agencia oficial Mena.
Las atenciones médicas se han centrado principalmente en casos de asfixia causada por los gases lacrimógenos que emplean las fuerzas de seguridad, además de traumatismos, fracturas y cortes, señaló el responsable.
Y es que los gases lacrimógenos cubrieron la carretera que conduce al Ministerio del Interior, donde se levantó una improvisada barricada que separaba a manifestantes y a la policía, constataron periodistas de la agencia AFP.
Una coalición de 28 organizaciones pro democracia llamó a los manifestantes a congregarse ayer a la salida de las mezquitas en la capital después de la gran oración de mediodía y dirigirse al Parlamento para exigir el fin del poder del ejército, que administra el país desde la caída de Mubarak.
Los manifestantes denunciaron a las fuerzas armadas por la mala gestión de la transición democrática y acusan a las autoridades de ser responsables del drama del miércoles en Puerto Said.
Los egipcios, que reclaman por la desidia de las fuerzas del orden en Puerto Said, están cada vez más exasperados contra el poder militar acusado de violaciones de los derechos humanos, y reclaman desde meses el fin de los procesos de civiles antes tribunales militar, una reestructuración del Ministerio del Interior, y el respeto de las libertades y de la justicia social.
El primer ministro Kamal al Gazuri, nombrado por los militares, anunció el miércoles la destitución de la dirección de la federación egipcia de fútbol, así como la dimisión del gobernador de Puerto Said y de los principales responsables de la seguridad en la ciudad.
El jefe del Parlamento, Saad al Katatni, de los hermanos musulmanes, ahora primera fuerza política del país, también estimó que la matanza se debió a una negligencia enorme de la seguridad cuando numerosos egipcios evocaban una conspiración contra la revolución. Algunos diputados pidieron, además, la renuncia del primer ministro egipcio.