El Cairo/Trípoli.-

Mientras que la  Liga Árabe reconocía oficialmente ayer a los rebeldes de Libia como representantes legítimos de ese país, los habitantes de Trípoli empezaban  a quedarse sin agua y sin alimentos.

“Alrededor del 70% de la población del centro de Trípoli está afectada por la escasez de agua corriente”, declaró Fayçal Gergea, encargado de los aspectos técnicos de este problema, agravado por las elevadas temperaturas que hay en la capital, tras destacar que  en las mezquitas se repartía el líquido vital.  Ante este problema, las primeras ayudas empezaron a llegar.

En el puerto de Trípoli, cuatro barcos descargaban ayer agua y otros suministros básicos, mientras que la Organización Internacional de Migraciones (OIM) preparaba la evacuación de un millar de inmigrantes de la región.

Otros 16 buques fondeados en el exterior de la rada portuaria aguardaban para descargar, aunque el ritmo era lento porque en los muelles no había suficientes estibadores y las grúas no funcionaban aún con normalidad.

En un comunicado difundido ayer en la madrugada, tras una maratónica reunión en El Cairo de los ministros de Relaciones Exteriores, la organización panárabe también readmitió en su seno a la nación norafricana que había sido suspendida en febrero de este mismo año.

La bancada libia en la Liga la asumirá el opositor Consejo Nacional de Transición, que ha guiado los enfrentamientos contra las fuerzas leales a Muamar el Gadafi, siempre apoyado por bombardeos aéreos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Ante el ministro de Relaciones Exteriores del CNT, Mahmoud Jibril, el secretario general del ente panárabe, Nabil El-Arabi, instó “al Consejo de Seguridad de la ONU y a los países concernidos a desbloquear los haberes y bienes” congelados a Libia en bancos extranjeros.

Mientras tanto, Gadafi agotó dos de sus últimas bazas para encontrar una salida: una llamada a negociar sin éxito y la puesta en acción de una lanzadera móvil de misiles balísticos Frog 7, neutralizada por la OTAN. El dictador libio telefoneó, a través de su portavoz Ibrahim Musa, a la agencia de noticias estadounidense AP en Nueva York para pedir una negociación que fue rechazada en Trípoli.

Los rebeldes libios, por su parte, calculan que tardarán al menos diez días en hacerse con el control de la ciudad de Sirte, último bastión de las tropas leales a Gadafi y uno de los posibles escondites donde podría refugiarse el gobernante derrocado.