Cadete herida en el atentado llegó a su natal Cuenca
Vistiendo ropa casual y con un bolso color verde descendió del avión de Latam en Cuenca el sábado en la tarde la cadete Carolina Sanango, quien salvó su vida el jueves anterior en el atentado registrado en Colombia.
Apenas bajó de la aeronave la mujer fue escoltada por elementos de la Policía que le esperaban en la pista y fue sacada por un costado del aeropuerto.
“Allí está mi hermana”, dijo uno de los que esperaban en la parte alta del terminal aéreo.
Un patrullero de la policía sirvió para llevarle a su domicilio, situado en la parte sureste de Cuenca. No hubo declaraciones de la joven, tampoco de los miembros de la Policía Nacional. Varios familiares la esperaron por varios minutos en la terminal aérea Mariscal Lamar y tan solo una prima habló.
“Yo estoy feliz, alegre, soy la prima, estoy feliz y en verdad es una bendición y agradecemos a Dios porque nos la devuelve con vida”, señaló Johana Barreno, tras la llegada de Carolina.
“Hemos pasado mucha desesperación y angustia. El día que ella nos llamó nos enteramos de que estaba bien”, indicó la mujer que corrió por los patios del aeropuerto tratando de saludar a la cadete.
En la casa le esperaban sus familiares. Los abrazos y las lágrimas no se hicieron esperar, mientras la policía no permitía el acceso de personas particulares, menos de la prensa, al interior del domicilio.
“En este momento no, me disculpan”, apenas dijo su padre, Walter Sanango, cuando se le trató de preguntar cómo se sentía junto a su hija y las condiciones de salud de la cadete, quien viajó a Colombia para un entrenamiento junto a otros compatriotas y sufrieron el atentado la semana anterior en la Escuela General de Policía Santander de Colombia.
Al poco tiempo los gendarmes se retiraron y solamente allegados a la familia ingresaron a la casa de la cadete cuencana. (I)