Construir y desarrollar una ciudad inclusiva de derecho es muy difícil de cristalizar, especialmente con el peso de los 200 años de trabajo, lucha y desigualdad.

Las cruces sobre el agua escrita por Joaquin Gallegos Lara, publicada en 1946, narra la masacre de los obreros del 15 de noviembre de 1922.

Pensar que el centro de nuestra ciudad se tiñó de sangre, donde el abandono por parte del gobierno liberal de Jose Luis Tamayo volcó al pueblo a las calles para que los escuchen, pero ordenaron al ejército a disparar contra la turbia, matando alrededor de mil ciudadanos.

Los cuerpos fueron lanzados a la ría con piedras para que se hundan. Los cuerpos inertes al final son con los que no se quiere evidenciar la magnitud del dolor.

La pandemia nos tomó desapercibidos y murieron miles de ciudadanos y sus cuerpos fueron arrumados dentro de frigoríficos, no los podían entregar a sus familiares hasta hacerles la autopsia, pues debido al grado de descomposición, debían hacerles pruebas de ADN y otras.

Familias enteras perdieron a sus seres queridos y ellos definitivamente no tuvieron una razón para morir. Nuestro futuro está controlado por externos seres invisibles que juegan con la vida de otros para lograr poder y control.

Los ideales han cambiado, antes se luchaba por los derechos ahora morimos sin saber por qué.

Nuestros 200 años y la pandemia marcarán una grieta profunda en nuestras vidas, el antes y el después. La falta de trabajo y de oportunidades en nuestra ciudad y nuestro país es crítica, porque dependemos de terceros nuevamente para levantar nuestra economía.

Es importante mirar al futuro y nuestros gobernantes lo están intentando y no es fácil. Quisiera ser más optimista, pero dentro de la región hay otros países que nos llevan la delantera y el Ecuador, con sus inflexibles leyes laborales, con sus volátiles impuestos y la poca seguridad jurídica, nos hace poco competitivos.

Las personas se vuelcan a las calles a ver cómo “paran la olla”, informales buscando formalidad. Es necesario buscar la manera de formalizar a aquellos caminantes que saben de su trabajo, que no se quedan en un solo sitio; hay que entender el movimiento de su pueblo y sus necesidades.

Tenemos muchos grupos vulnerables que son prioridad y que necesitan ser incorporados dentro de la sociedad. El turismo, la seguridad, la construcción, la agricultura deben reactivarse para seguir y mirar adelante y no vivir solo del pasado. (O)