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El Telégrafo
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Los jóvenes deben tener una actitud más positiva

Los jóvenes deben tener una actitud más positiva
27 de noviembre de 2011 - 00:00

Los estudiantes, en la mayor parte de las ocasiones, desarrollan negocios paralelos a los del macronegocio familiar. Por ejemplo, si el papá es bananero o camaronero, el hijo no es que está dependiendo de este negocio sino que él tiene uno en el cual presta servicio a las empresas vinculadas al negocio familiar.

Generalmente, un porcentaje de los jóvenes que desarrollan microempresas ya tienen el capital que puede ser producto del ahorro o producto de alguna inversión que no necesariamente viene de la familia sino de la banca privada o pública.

Normalmente, el proceso para acceder a un crédito de la banca no es sencillo porque para que un estudiante consiga ese apoyo y sea calificado como sujeto de crédito debe cumplir varios requisitos que en la mayoría de las veces no están a su alcance: ser cliente de una sociedad crediticia, ser mayor de 21 años, tener estabilidad laboral, tener algún patrimonio o bien.

En el caso de los entes públicos apoyan más a los emprendedores y son flexibles en ese tipo de requisitos, pues no les exigen a los estudiantes una cuenta corriente hasta cuando se otorga el crédito, entre otras cosas,  pero lo que sí les exigen, en cambio, son garantes que pueden ser familiares pero que deben tener una buena referencia crediticia.

El chico, entonces, se desmotiva. La universidad presiona en cuanto al desarrollo del emprendimiento, lo motiva, prepara, forma, articula... pero quien finalmente decide, con actitud y aptitud, es el estudiante.

Para la universidad no queda sino hacer acompañamiento, una guía tutoriada, pero no puede avalar, desde el punto de vista de ser garante a un estudiante que busca opciones de financiamiento.

No obstante, la mayoría de los bancos hoy en día tienen un gran competidor que se llama BIESS (Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social) que tan solo necesita de las aportaciones patronales para acceder a un crédito.

Como el estudiante no forma parte de los aportantes, los bancos centran su interés en este grupo y en los emprendedores. Pero ahí hay un pequeño filtro que al momento de aplicarlo va desanimando al estudiante: primero si la propuesta está bien planteada, luego si recibe el visto bueno del banco, y, posteriormente, si consigue los garantes.

Este Gobierno, más que ningún otro, está apoyando la red de emprendimiento, pero el estudiante no se arriesga porque siente que no tiene las competencias para desarrollar una microempresa. El espíritu del emprendimiento no está en un título académico sino en la actitud positiva.

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