Frente económico explica reforma tributaria “verde”
La elevación de los impuestos a los tabacos y al alcohol, que contempla el proyecto de reforma tributaria “verde”, busca reducir el consumo en niños, niñas y adolescentes. El 95% de los actuales fumadores se inició en la adolescencia, aseguró el ministro de Salud, David Chiriboga.
En el país, 4.000 personas fallecen anualmente a causa del tabaco, 11 muertos al día. La reforma busca evitar el consumo de cigarrillos hasta los 18 años para que las nuevas generaciones ya no se expongan a esta substancia.
“El factor más importante es el precio de lo cigarrillos. Los jóvenes no tienen acceso a dinero para comprar”, dijo Chiriboga. Según datos entregados en el Servicio de Rentas Internas (SRI), en Guayaquil el consumo de tabacos en 2001 era del 8%. A 2007 subió a 11%. En Quito, en 2001 era de 18%; para 2007 fue del 21%.
Otro objetivo es prevenir el alcoholismo y controlar el consumo de licor. Según el Observatorio Nacional de Drogas, en Ecuador el 80% de la población consumió alcohol más de una vez en su vida. De este universo, el 15% tiene un uso conflictivo del licor a nivel de familia, de trabajo o estudios. La ciudad con mayor consumo es Machala, con el 90%; Quito, con el 85%; Guayaquil, el 82%; Cuenca, el 80%; Tena, el 76%. Lo que más se bebe es whisky, ron y aguardiente.
“Si la demanda cae y la recaudación también, como resultado de que se consumió menos, en buena hora, porque no se pretende un objetivo recaudatorio”, aseguró el director del SRI, Carlos Marx Carrasco.
La propuesta tributaria busca que por cada cigarrillo se pague 0,08 centavos por impuesto, para recaudar 83 millones de dólares en un año. Y el impuesto a las bebidas alcohólicas se incrementará de acuerdo al grado de alcohol. Se cobrará 6 dólares en tres años al litro de alcohol puro, adicional un 40% a partir de una botella cuyo precio sea superior a 10 dólares. Se espera recaudar 22 millones de dólares en un año hasta llegar a los 70 millones en el tercero.
“La idea es bajar el consumo, sobre todo en los niños y en los sectores de más bajos ingresos. Se trabajará también por el lado cultural y sanitario”, dijo Carrasco.
Gustavo Vaca, de 39 años, fuma desde que tiene 20. Aseguró que un impuesto no es una medida de salud. “El tema es que los adolescentes, los niños digan convencidos: ‘no quiero’, y punto. Así les regalen tabacos o licor. Entonces no son impuestos, es un tema de responsabilidad”. Fumar es un problema de salud pública que debe controlarse con prevención y educación, elevando costos del producto, pero no prohibiendo, “porque a los fumadores nos criminalizan. No porque el Gobierno lo diga sino por el estigma social”, afirmó Vaca.
Fernanda Recalde, sicóloga, acotó que el acceso a comprar tabaco y licor de los más jóvenes sí influye para consumirlos. Dijo que un impuesto es necesario, pero no suficiente. Se necesita educación, comunicación y prevención.
“El limitar los espacios a los fumadores también contribuye a la reducción de consumo. Las futuras generaciones, al ver que hay menos tolerancia a estos consumos, temerán al estigma (ya no será popular) y eso es bueno”, aseguró Recalde.