El tenista Bernard Tomic es australiano, nacido en Alemania y de ascendencia croata y es considerado en la actualidad una de las promesas del tenis mundial. El jugador está presente en el Ecuador Open ATP 250 de Quito, donde ya se instaló en los cuartos de final.

A los 19 años se ubicó entre los 30 mejores del mundo y su progresión, hoy que tiene 23, le permite estar en el puesto 17 del ranking de la ATP. Hace solo 3 años su nombre empezó a sonar con fuerza, cuando llegó a los cuartos de final de Wimbledon, luego de superar la qualy y dejando en el camino a jugadores como Nikolái Davydenko, Igor Andreev o Xavier Malisse. Cayó ante Novak Djokovic, pero el mundo del tenis empezó a fijarse en él.

En su juventud destacó al ganar 2 Grand Slams junior: el Abierto de Australia en 2008 y el US Open al año siguiente. De esa forma se encaminó al profesionalismo.

En solo un año pasó de ser el 209 del mundo y pasó al puesto 41, pero por raro que parezca no pudo mantener el nivel. Era eliminado casi siempre en las primeras rondas de los torneos más importantes a los que podía acceder por su ubicación en el escalafón.

Sin embargo, el año pasado logró redimirse y empezó a tener una mayor regularidad en su juego, que le permitió recuperar posiciones. Desde el año pasado se metió en el Top 20 y no pretende abandonarlo, pues su objetivo en la temporada es alcanzar a los 10 primeros.

En su país sueñan con que él será el reemplazante de Lleyton Hewitt, quien recién se retiró de la actividad, pero hubo algunos episodios que por momentos dejaron en suspenso esa posibilidad.

En una ocasión, su padre, John, amenazó con que su hijo iba a dejar de jugar la Copa Davis por Australia e iba a hacerlo por Croacia, luego de una discusión con personeros de la Federación Australiana de Tenis. También rechazó una invitación para una sesión de entrenamiento con Hewitt y, según el mánager de ese jugador, el agente de Tomic habría dicho que Hewitt “no era lo suficientemente bueno”.

También fue criticado por sus excesos en las fiestas, sobre todo cuando cumplió 21 años en la que no le importó ser fotografiado en un centro nocturno. Así se ganó uno de sus sobrenombres: ‘Bad Boy’ (chico malo), por sus andanzas.

Su padre también ha aparecido en escena en algunas ocasiones. Incluso durante un partido Tomic le pidió al árbitro que advirtiera a su padre que dejara de hacer gestos negativos porque lo desconcentraba y también, luego de un partido en Madrid, dio un cabezazo en la nariz a Thomas Drouet, sparring de su hijo.

A sus 23 años reconoció haber madurado y ahora está más centrado en su juego que en cuestiones extradeportivas. El torneo quiteño es una gran oportunidad para empezar la temporada y hoy jugará contra el italiano Paolo Lorenzi por un lugar en la semifinal.

La altura le hace bien al australiano, pues 2 de los 3 ATP 250 que ha ganado los consiguió en la altitud de Bogotá. (I)