El “Zambo” no se cansa de hablar de baloncesto
Aquellas noches luminosas del básquetbol capitalino, luciendo las camisetas de clubes como La Salle, Liga Deportiva Universitaria, H. Clan; de las selecciones de Pichincha y del Ecuador en el tradicional coliseo Julio C. Hidalgo, colmado de espectadores en las décadas de 1970 y 1980, volvieron a pasar por su mente lúcida y fresca.
Xavier “Zambo” Martínez Martínez es de aquellos “basqueteros” que lleva al deporte de la canasta muy metido en su corazón. Luchador inclaudicable, radicado en Kentucky, Estados Unidos, desde hace más de 15 años, prestando sus servicios en uno de los colegios de dicho estado como profesor de castellano, visita ocasionalmente su terruño.
Hace pocos días fue uno de los invitados especiales al lanzamiento de la Liga Nacional Masculina de Básquetbol, en uno de los hoteles de la capital. Junto a sus ex adversarios y ahora grandes amigos como Gonzalo Troya, Hugo Bonilla, Julio Garzón, además de notables ex figuras de la talla de Rodolfo Arroyo, Gonzalo “Patallucha” Cevallos, entre otras, departió momentos de mucha emoción. Fue una ocasión propicia para el diálogo y las tertulias del recuerdo.
Sin ser dueño de una gran estatura (1.85), le bastaba para cumplir las tareas encomendadas como pívot o armador. Cursando aun estudios secundarios, tuvo la ocasión de actuar en el baloncesto de Pichincha, que en aquella época no tenía el menor vestigio de “profesional”, pues se jugaba por amor a la camiseta. Fuerte en los rebotes ofensivos y defensivos, efectivo en la media distancia y bajo la llave, luchador y con mentalidad ganadora, así lo recuerdan al “Zambo” en su mejor momento.
En su trajín por las canchas y coliseos tuvo la oportunidad de hacer grandes amigos. Entre varios equipos a los que consideró como los más completos en el ámbito provincial, destaca los quintetos lasallanos que los integró en su oportunidad junto a Hernán Vaca, Francisco Rivadeneira, “Nacho” Marín, Jorge Roldán, Alberto Estrella, entre otros ex compañeros.
De igual forma y siendo parte de Liga Deportiva Universitaria, resalta los equipos conformados con Oswaldo Custode, Raúl Yépez, Jorgea Roldán y otros lasallanos, que también ficharon por la escuadra de la “U”. Sus magníficas condiciones pronto lo convirtieron en uno de los preferidos de la hinchada capitalina, porque nunca escatimó esfuerzo alguno para brindar un gran espectáculo con canastas de infarto.
Los clásicos nacionales no podían quedar al margen del libro de sus recuerdos, más aún cuando el seleccionado oro y grana terminó la hegemonía, que por más de cuatro décadas, en aquel entonces, había mantenido el baloncesto porteño.
“Pichincha-Guayas, auténtico clásico nacional, siempre fueron partidos de mucha tensión, dinamismo e historia, que se realizaron por mucho tiempo y esos los recuerdo siempre y los llevo en mi memoria con sus anécdotas y mil cosas. Faltaría tiempo para contarlas, pero era muy lindo jugar contra los rivales de siempre: Nicolás Lapentti, “Chato” Mejía, Abel Jiménez, Juan Sala, Jorge Nieves, Omar Quintana, entre otros.
“Esa gente linda con la que participé en los equipos LDE, Athletic, fue una época muy especial de mi vida”, sostiene. Además, tuvo el orgullo y satisfacción de representar al país en certámenes sudamericanos, como punto culminante para un deportista que mostró jerarquía y calidad siempre.
“Grandes compañeros en la selección del Ecuador, Abel Jiménez, “Chato” Mejía, Nicolás Lappenti, Omar Quintana, Efraín López (riobambeño), Juan Saab, Sherin Doumet y una infinidad de grandes jugadores que tuvo Guayas, a los que recuerdo con mucho cariño y respeto, protagonizaron inolvidables jornadas de gran básquet”.
La participación ecuatoriana en el Sudamericano de Uruguay en 1981 la considera entre las mejores, porque se conformó un gran equipo con los jugadores antes mencionados que hicieron excelentes partidos, ubicando al país detrás de los anfitriones y de Brasil, Argentina y Chile, tomando en consideración que “jugamos contra verdaderos monstruos del básquet, pero realizamos buenos partidos”, sostiene.
Sobre su regreso al país por un período corto indicó: “Vine a darme una vuelta, a ver a mi mamá y mis hermanos, a visitar a los amigos y, como se dice, a recargar las pilas; estuve en Quito hace dos años, aproximadamente, y cada vez que hay la oportunidad retorno. Fue una sorpresa esta invitación para el lanzamiento del campeonato y estoy muy agradecido.
Los recuerdos de aquellas épicas jornadas de baloncesto son muchos, pero “para resumir, le digo que fueron veladas espectaculares, siempre llevo en mi mente y en mi corazón todas las finales; esos partidos que jugué con muchos compañeros en varios equipos están grabados en lo más hondo de mi ser. Cómo no recordar el coliseo Julio C. Hidalgo, se me pasaba como una película toda mi trayectoria deportiva en ese hermoso y recordado coliseo.
Se para más erguido cuando habla de sus inicios en el básquetbol, como sacando pecho. “Desde cuando formé la selección infantil del Ecuador, cursando estudios primarios en la Escuela y el Colegio La Salle, el básquetbol fue mi verdadera pasión, siempre me gustó lanzar al cesto, especialmente en los recreos, que eran muy cortos.
Confiesa sin reparos que el club La Salle marcó una época en su vida. “Creo que La Salle fue parte primordial en mi trayectoria, comenzando desde el colegio; luego pasé a Liga Deportiva Universitaria y también tuve muchos éxitos y buenos compañeros que fueron la base para lograr varios campeonatos. Era muy difícil, pero siempre me gustó dar todo jugando al básquetbol”.
Internacionalmente he jugada cinco campeonatos sudamericanos seniors, además de un juvenil. Al preguntársele cuándo decidió retirarse, indica: “continúo en la actividad en Estados Unidos y aquí con mis amigos y hermano Fernando, también ex basquetbolista, pero oficialmente fue en el año 1994; recuerdo los últimos partidos jugando por la selección de Pichincha en un torneo que lo ganamos acá en Juegos Nacionales y con Liga Deportiva Universitaria en un partido contra el Houston, fue entonces que me dije ‘hasta aquí te trajo el río’”.
No considera haber apurado su retiro. “Sinceramente creo que dejé mi etapa de jugador cuando debía hacerlo. Pienso que sí tenía para unos años más, sin embargo, siempre quise mostrarme a plenitud ante la gente que me iba a ver a los coliseos. Se toma su tiempo para dialogar sobre la actualidad del básquetbol ecuatoriano, que hace algún tiempo no gana un título a nivel internacional.
“Creo que el básquetbol se estancó por un largo tiempo, no sé por qué, pero ahora con la Liga de Básquet se va a lograr incentivar a la gente, para que salgan nuevos talentos, además, he visto bastante afición interesada en este deporte. Desde hace algún tiempo no ha existido continuidad, por lo que hay que trabajar como una empresa, con espectáculo, para que los fanáticos jóvenes se motiven y concurran a mirar los partidos”.
Al preguntársele, por qué considera que desaparecieron los clubes más tradicionales no se explaya en el tema, pero sí indica que “le hablaría de La Salle, porque ya no hubo el apoyo que teníamos en un principio, se necesitaba otros recursos económicos, y los hermanos (religiosos) tuvieron que retirar el respaldo. Fue una pena, había bastante futuro en dicho grupo”.