Rivadeneira se supera a sí mismo para coronar el Chachani
“Me propuse participar y era todo o nada. Siempre corro así”. Con esta frase el ultramaratonista Javier Rivadeneira resumió su participación en el Chachani Trail Extremo, en Perú, al que asistió tras una para de cuatro meses y que significó su retorno triunfal a la competencia.
La lesión crónica en su rodilla y posterior operación significaron la para total de sus actividades. La recuperación fue larga, pero tuvo la paciencia y fortaleza necesaria para asumirla.
Así se propuso participar en la competencia peruana, conocida como el kilómetro vertical más alto del mundo. Su intención era competir, ver cómo reaccionaba su rodilla ante la exigencia; confesó, antes de viajar, que se sentiría satisfecho solo con el hecho de terminarla.
Sin embargo, el desarrollo de la carrera y su disposición para correrla permitieron quedarse con el primer lugar. Ahí cabe su frase de darlo “todo o nada”.
La meta, ubicada a 6.075 metros sobre el nivel del mar (msnm), lo vio ganador con un tiempo de 02h10m52s. “Tenía un plan de cómo correr la prueba, porque había estudiado la montaña. Fue duro, porque el primer kilómetro lo hice a mucha velocidad”, contó desde Perú.
La carrera consistió en un recorrido vertical de 7 kilómetros y mientras más alto ascendían, más complicaciones se presentaban. Por el terreno, los corredores debían mostrar su técnica en las diferentes superficies, pues tenían que pasar por secciones rocosas, arenosas y también nevadas, en la parte más alta.
La climatología fue adversa para los competidores, pues por el frío y el viento helado el ascenso era más difícil. Las temperaturas bajaron hasta a -6° centígrados; el agua de su termo se congeló y sus dedos estuvieron a punto de estar en el mismo estado, por lo que usó dos pares de guantes.
La organización incluso pensó en suspender la competencia, pero a la final no sucedió y los participantes siguieron en la ruta.
En una prueba así es complicado saber si la distancia frente a su inmediato seguidor es suficiente para asegurar una ubicación. Rivadeneira salió muy confiado, pero nunca subestimó a sus rivales; además el primer reto era superarse a sí mismo, pues salir de una larga para era complicado.
“Siempre traté de escuchar a mi corazón. No podía subestimar a los rivales. En Perú y Bolivia hay corredores fuertes. Los tuve cerca, pero tenía la experiencia de que había subido montañas en Ecuador; sabía manejar como entrar a una montaña”.
Casi sin darse cuenta, el ecuatoriano sacó media hora de ventaja a sus seguidores. Él solo se centró en tener el mejor desempeño sin mirar atrás; solo al final, con los resultados oficiales, se dio cuenta de cómo dejó atrás a los que completaron el podio.
Detrás de él quedaron dos atletas locales: el segundo puesto fue para Rogelio Mamani, oriundo de Tacna, con un registro de 02h40m33s, y en tercer puesto llegó Juan Ligarda, de Huancayo, con un tiempo de 02h41m19s.
Con el trabajo hecho, ya en la meta se abrigó. Se quitó su indumentaria húmeda y se cobijó con una manta térmica. Sus manos le preocupaban, pero no pasó nada más allá que un fuerte frío que se superó con el transcurso de los minutos.
Su rodilla reaccionó bien ante el esfuerzo y no tuvo ninguna complicación durante y después de la competencia. Eso sí, hizo un trabajo de recuperación en piscina para aflojar los músculos tras la exigencia.
Ya recuperado, volvió a ascender al Chachani -lo coronó dos veces en los días siguientes- como una forma de agradecimiento a la montaña por permitirle subir y bajar sin problemas. Permanecerá hasta la próxima semana en Perú, donde subirá a varias elevaciones, como parte de su entrenamiento y para mejorar su técnica en los ascensos de velocidad. (I)