El recorte presupuestario que sufrió el Campeonato Nacional de Fútbol Femenino para 2015 afectará el nivel competitivo de los clubes, pues en lugar de tener actividad por casi medio año, como en 2014, esta temporada tendrán la mitad.

Si bien a fines de 2014, durante la premiación a la Selección Femenina que clasificó al Mundial Canadá 2015, la ministra del Deporte encargada, Cecilia Vaca Jones, ofreció para este año el mismo presupuesto de 2014 ($ 427.570), el rubro fue reducido a casi $ 200.000, obligando a que se modifique el sistema del certamen.

Antonio Pozo, presidente de la Comisión de Fútbol Femenino de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF), comentó que esa decisión trastoca los planes a nivel de la ‘Tricolor’, ya que únicamente con un certamen bien estructurado los equipos pueden potencializarse y dotar de jugadoras de alta calidad al combinado ‘abanderado’.   

No obstante, manifestó comprender que la grave situación económica del país, provocada por la baja en el precio del petróleo, obliga a las autoridades a reducir los gastos. Agradeció, más bien, el respaldo del Ministerio del Deporte, entidad que ha posibilitado la ejecución de las bregas locales de 2013 y 2014.

El Campeonato de la serie A 2015 no se jugará como el de 2014, es decir, con 22 fechas y bajo la modalidad todos contra todos, sino en base a etapas. La primera contará con 3 grupos de 4 clubes cada uno, de los cuales clasificarán a la segunda fase los 2 primeros de cada llave y los 2 mejores terceros.  

Después se disputarán 2 cuadrangulares, de los que pasarán a la tercera etapa los 2  mejores de cada grupo, que accederán a las semifinales y, posteriormente, los vencedores disputarán la final. En tanto, los 4 elencos no clasificados animarán el cuadrangular del no descenso. Los 2 últimos perderán la categoría.

Mauricio García, principal del Espuce de Quito, cuestionó la falta de apoyo de la FEF; considera que si en verdad desea impulsar al fútbol femenil, debería aportar el dinero que falta para posibilitar una lid más larga.   

Lamentó que las empresas privadas no auspicien a los elencos de mujeres y que los aficionados tampoco acudan a los estadios a mirar los cotejos de la justa. “Cuando la Selección calificó al Mundial las redes sociales se invadieron con mensajes de apoyo, pero cuando uno acude a una empresa a pedir patrocinio, te cierran las puertas”, reflexionó.

Los clubes femeniles no constituyen todavía un atractivo para las grandes marcas. En el caso de Espuce, por ejemplo, hay auspicios pequeños, que poco ayudan a solventar los gastos internos: movilidad interna, hidratación, compra de indumentaria e implementación para las prácticas, etc. Por estos conceptos, Espuce debe desembolsar cada mes más de $ 800. La mayor parte de esos fondos salen del bolsillo de los directivos y de las exponentes.  

El 7 de febrero ocurre algo parecido, esas necesidades exigen más de $ 1.000 mensuales, porque la institución costea los pasajes, hospedaje y alimentación de chicas que viajan desde El Oro, Santo Domingo de los Tsáchilas o Manabí para los entrenamientos.

“Los auspiciantes que tenemos nos dan un valor por una sola vez. Así en 2014 sumanos $ 3.000 por 5 sponsors, de los cuales 2 no nos pagaron. Pinturas Unidas nos debe $1.000”, aseveró Antonio Pozo, quien también representa al citado combinado fluminense.

Las instituciones cubren lo que pueden y tratan de motivar a sus jugadoras. Universidad San Francisco de Quito, por ejemplo, da becas o medias becas a las jugadoras destacadas que requieren estudios universitarios. A las menores de edad trata de auxiliarlas con los estudios en planteles de educación media.

La golera Gabriela Malavé, de 13 años, cumple sus primeros ensayos en el equipo y hasta consolidarse debe viajar a diario desde Latacunga a Quito. Como los clubes no tienen aún la inyección económica suficiente, no pueden ayudar a sus futbolistas de la forma que quisieran.

Datos

Según Mauricio García, si el Ministerio del Deporte deja de aportar en forma definitiva a los clubes, solo 3 o 4 instituciones podrán sobrevivir a través de autogestión.

Antonio Pozo cree que sería fantástico si alguna compañía grande decide entregar el dinero que falta para organizar un torneo largo. A cambio, el certamen adoptaría el nombre del auspiciante.

Los $ 200.000 que aporta el Estado cubrirá los gastos de competencia: movilidad a otras ciudades, hospedaje, alimentación e indumentaria. Los costos internos deben cubrirlos los clubes.

Como en 2014, el certamen de la primera B no contará con un presupuesto directo del Ministerio del Deporte, pero sí facilidades como hospedaje y alimentación en los Centros de Alto Rendimiento.