Santiago Quintero nunca puede estar quieto. Este año no pudo continuar con su proyecto principal e ir a los Himalayas, pero ideó otro reto y lo consiguió.

El montañista impulsó una travesía a la que la llamó “6.000 en 24”, que consistió en ir desde el punto más bajo en Ecuador, en Babahoyo a 8 metros sobre el nivel del mar (msnm) al punto más alto, en el Chimborazo, a 6.268 msnm, todo en un día.

Él combinó dos actividades para conseguirlo: bicicleta y su deporte de siempre, el montañismo. La parte más complicada fue la de montar en dos ruedas, sobre todo porque no es un habitual en ese deporte.

Sin embargo se preparó con intensidad para ello y logró un buen nivel para conseguirlo. Debía pedalear 170 kilómetros entre Babahoyo y el refugio del Chimborazo, pasando también por Guaranda.

Todo ese recorrido es de subida; solo existen 10 kilómetros de bajada en el sector de Chimbo. “No tenía una bicicleta para trepar, sino una de ruta. No pudimos cambiar los componentes, porque era un modelo de hace seis años, pero no puse ningún pretexto. Había que vencer cualquier obstáculo”, dijo en entrevista con EL TELÉGRAFO.

Para preparar el proyecto, Quintero y su equipo visitaron hasta en tres ocasiones la ruta, para que el montañista pueda probar sus habilidades. En la primera cubrió solo 80 kilómetros, en la segunda hizo la ruta en dos días y en la tercera pudo hacer el recorrido de forma íntegra. No pudo ascender a la cima por el mal clima en la zona.

Que en la primera prueba solo haya avanzado algo más de la mitad del trayecto tuvo una explicación. Él había estado parado por dos meses, por una lesión en los ligamentos, y le costó recuperarse, por lo que al volver a la actividad, sus músculos no estaban del todo listos.

Con los entrenamientos y la rehabilitación pudo superar aquello para afrontar todo el recorrido, y tratar de establecer una marca que no se había intentado todavía en Ecuador.

Con todo listo, Quintero debía esperar que la ventana de buen clima se abra en el Chimborazo para cumplir con todo el recorrido. El día indicado llegó, después de que el mal clima estuvo presente en el volcán.

Partió desde Babahoyo a las 05:00 e hizo un buen tiempo sobre su bicicleta, con un ritmo de 20 kilómetros por hora. En seis horas recorrió 123 kilómetros hasta llegar a Guaranda, lo que para él significó un tiempo extraordinario, al considerar que no es un ciclista de élite.

A partir de ahí bajó el ritmo y recorrió en tres horas el tramo restante hasta la entrada a la vía del Chimborazo. Ahí se cambió, porque las condiciones climáticas ya eran otras y debía soportar el frío, además de la lluvia que se hizo presente.

Ya en el refugio pudo descansar algo y comer. Reconoció que no pudo pegar un ojo y a las 23:40 salieron rumbo a la cumbre de la montaña. “Fuimos a un ritmo muy lento, pero llegamos bien al segundo refugio y luego a la entrada del glaciar. Me acompañó un guía, porque no sabía cómo reaccionaría mi cuerpo luego de todo el esfuerzo de ese día”.

Sin embargo, a 300 metros de la cima la ruta estaba nevada y complicó el recorrido. Eso sí, a las 05:00 ya había cumplido al llegar a los 6.000 msnm del Chimborazo, pero llegar a la cima le costó un par de horas más por la dificultad que provocó la nieve.

“Fue un recorrido muy duro y después de hacerlo sin parar, se logró el objetivo de alcanzar este desnivel. Este reto se podía equiparar con un 8.000 o con otras travesías”, agregó. (I)