Perú ganará $ 60 millones con el Dakar
El Dakar, cuya cuadragésima primera edición se celebrará en Perú (desde mañana hasta el 17 de enero), no solo es el rally más duro del mundo, sino el que más dinero mueve.
El impacto directo en la economía peruana supone ganancias de $ 60 millones y es tima que equivaldrá a una campaña publicitaria de $ 192 millones.
Desde que el rally se mudó a Sudamérica en 2009, los países de la región que acogieron la carrera (Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Perú) pagaron un canon de entre $ 4 millones y $ 6 millones a la empresa Amaury Sport Organisation (ASO), organizadora de la carrera.
En la nueva edición el coste de la carrera para Perú será de $ 11,3 millones que saldrán del erario público, de los cuales $ 6 millones se entregarán a la ASO y otros $ 5,3 millones a acciones relacionadas al rally, como la seguridad.
El Gobierno peruano espera recuperar esa inversión con los $ 60 millones de impacto directo que la carrera tendrá en la economía nacional, por ocupación hotelera y consumo de otros bienes y servicios de los organizadores, participantes y turistas.
Adicionalmente, la administración local estima que el impacto mediático de la carrera será de $ 200 millones, valor que le costaría a Perú la promoción turística internacional de casi dos semanas de 1.200 horas de televisión, a través de 70 canales de 190 países, y 55 millones de visitas en videos publicados en redes.
Logística
La complicada logística del Dakar, que implica trasladar y alimentar a diario 3.000 personas y seguir a milímetro el desarrollo de la prueba, con ocho helicópteros y la última tecnología en GPS, la hace una carrera costosa para los participantes.
Es imposible correr el Dakar con menos de $ 90.000, que es el presupuesto que obtuvo la española Sara García para participar en la categoría más barata de todas, pero también la más complicada, ahora llamada Original y antes Malles Motos.
En esta los pilotos van sin ningún tipo de ayuda y asistencia, y ellos mismos deben dar mantenimiento a su moto al final de cada etapa.
El coste de una moto como la KTM Rally 450 Replica, modelo con el que corre un gran número de pilotos, está sobre los $ 30.000 sin impuestos, lejos de los $ 340.000 que podría costar una moto de un equipo oficial, como el valor estimado de la que le robaron a Honda antes de la anterior edición del rally.
A ello se suman los conceptos como la inscripción para la carrera, que en motos ronda los $ 17.000.
Si al contrario que García se quiere hacer el rally con ayuda, la inscripción de cada mecánico cuesta $ 10.000 y, además, si quiere llevar algún vehículo de asistencia en el que viaje el equipo, hay que agregarle entre $ 4.000, y $ 40.000 más.
Esto hace que el presupuesto de un piloto particular para correr el Dakar se eleve a $ 170.000 si es moto, entre $ 285.000 y $ 340.000 en coche y $ 570.000 en camión.
Por ello, los equipos oficiales tienen millonarios presupuestos para tener más opciones de victoria, cuyas cantidades guardan en escrupuloso secreto, aunque se estima que la inversión del equipo ruso de camiones Kamaz, dominador de esa categoría en los últimos años, es de $ 12 millones.
El premio para tanto esfuerzo económico es ganar el Dakar y coronarse como el rey de los rallies del tipo cross country, pues los botes reservados para los triunfadores no compensan la inversión, ya que el de mayor valor se estima que es $ 57.000 y está reservado para el campeón de motos.
Con este marco, la ASO, que también organiza el Tour de Francia y la Vuelta a España, entre otras competiciones deportivas reconocidas, facturó en 2016 $ 250 millones, con un beneficio neto para la compañía de $ 50 millones.
Dentro de su política de responsabilidad civil, la ASO afirma que donó $ 1,4 millones para financiar 500 proyectos sociales de la ONG chilena Techo, la mayoría de vivienda para personas desfavorecidas. (I)