Testimonio del clavadista máster nelson suárez en las ‘24 horas’
“La natación es mi vida y yo vivo por este deporte”
“Por más de 40 años he venido a la piscina olímpica Alberto Vallarino a rendir tributo en las ‘24 Horas’ de la natación ecuatoriana. Mi fuerte, en la etapa como un atleta de alto rendimiento (élite), eran los saltos ornamentales. Pero la verdad, es que yo estoy agradecido con el deporte en general ya que me ha ayudado a mantenerme vivo y fuerte a pesar de tener 82 años.
Yo he quedado campeón sudamericano, panamericano, bolivariano y mundial (máster) de saltos. Con esa trayectoria cómo no hacer lo posible para venir (30 de diciembre a las ‘24 Horas’) a acompañar, a cerca de 190 nadadores, en una jornada festiva y de unión entre deportistas.
Desde 1968 se realiza la tradición de bracear durante un día. La intención es dar por cerrado el calendario de actividades anual. En todas las ocasiones que he podido le he rendido tributo a la natación ecuatoriana. No recuerdo muy bien, pero de las 46 ediciones solo falté a 2 y fue porque no conseguí pasajes para venir a tiempo al país.
Como las ‘24 Horas’ no tienen un día fijo de diciembre para celebrarlas me perdí 2 ediciones porque vivo en Estados Unidos. Hice lo posible por adquirir los pasajes; sin embargo, no los conseguí. Ahora, me avisaron con tiempo y planifiqué la compra de los pasajes en octubre.
Para mí es gratificante observar a 4 generaciones de nadadores juntos en la piscina olímpica. Aportar, con unos 400 metros estilo libre, es algo que me llena como deportista.
Pero sin duda que mi pasión es el clavado. Es increíble sentir, a mis 82 años, cómo mi cuerpo se dobla en el aire hasta llegar a la posición perfecta y entrar al agua.
Hoy, con 8 décadas de vida encima, siento que todavía puedo lograr más cosas, seguir ganando títulos nacionales e internacionales.
De entre mis reconocimientos en el exterior recuerdo siempre la medalla de oro que obtuve representando a Ecuador en la modalidad de clavado categoría máster, en el Mundial de Natación que se realizó en Italia en junio de 2012. Esta presea y la de Montreal -también dorada- obtenida el año pasado (2014) son mis más altos triunfos cosechados.
La verdad es que yo nunca imaginé ser un día seleccionado en natación. Pero en mi vida tuve ejemplos que me motivaron para involucrarme en este lindo deporte.
Recuerdo muy bien a los llamados ‘Cuatro Mosqueteros’ del Guayas: Ricardo ‘El Pechón’ Planas, Abel ‘La Lancha’ Gilbert, Carlos ‘El Grillo’ Gilbert y Luis Alcívar, quienes ganaron, para Ecuador, el Sudamericano de Natación de Lima, desarrollado en 1938. Aquella hazaña internacional dio la pauta para entrar a este mundo. Tenía 8 años y los vi en el recorte del periódico. Me gustó ver esa hazaña.Pero me encantó más conocerlos en persona.
En 1945 crucé el río Guayas en una competencia. Llegué entre los últimos, pero fui capaz de hacerlo y me sentí orgulloso. Mi memoria casi no me traiciona. Recuerdo, incluso, que en ese entonces el agua del río era tan limpia que los habitantes iban con barriles a recoger agua, ya que era 100% potable.
No como ahora. La última vez que nadé en el río fue en 2001 y 2002. Las dos veces llegué segundo, pero el agua está contaminada. Antes de eso, a los 12 años, crucé dos veces el lago San Pablo (Imbabura) cuando estaba en el colegio Mejía, de Quito. Una vez en Guayaquil entré a estudiar al Vicente Rocafuerte, pero tenía que laborar y me dediqué a ayudar más a mi papá, quien era comerciante, e íbamos de un lado a otro.
A pesar de eso tenía las ganas del deporte y por eso busqué la forma de entrenar natación por mi cuenta. Lo hacía en las noches (de 18:00 a 20:00). Estuve tres meses en Brasil becado y cuando regresé a Ecuador entré a la Marina. Tenía 20 años y en la Armada me dediqué al deporte. A esa edad fui campeón de natación, también jugaba fútbol y boxeaba. Puse una academia de natación en el barrio Centenario. Tuve la oportunidad de representar al país en un sudamericano de salto y otro de waterpolo en la década del 60. Fui profesor de saltos ornamentales en Quito por 6 años y empecé a practicar en forma los saltos cuando tenía 50 años. En aquel momento tenía una mejor posición económica, por lo que viajé a Australia en 2002 y logré 3 medallas de plata en salto ornamental. Me di cuenta de que podía ser campeón mundial. Me puse a entrenar en serio y en 2005, en Canadá, conseguí 2 doradas. En el mundo somos 8 o 10 adultos mayores que aún hacemos salto a esta edad. Es peligroso. Es que en cada salto que doy estoy nervioso, pero siempre lucho contra el miedo. Cuando subo y veo hacia abajo, me concentro en la técnica y me olvido de todo lo que me rodea”.