Tiene 21 años, sabe pilotar aviones y le gustan las actividades extremas, como el paracaidismo y el puentismo
Jazmín, la otavaleña que compite por Brasil
Por su acento al hablar, cualquiera que la escucha pensaría que es brasileña, pero es tan ecuatoriana como el puente sobre el río Guayas y tan otavaleña como la chicha del Yamor. Jazmín Estefanía Pérez Cobos (21 años), que en los II Juegos Mundiales de Cadetes consta en la delegación de Brasil, sueña con subir a la grada 1 del podio.
Vinculada a la Academia de la Fuerza Aérea Brasileña desde hace 32 meses, la imbabureña es la pentatlonista con mejores marcas en el equipo ‘canarinho’ de mujeres y figura entre las favoritas para colgarse el oro en el lanzamiento de granada, a disputarse hoy.
De contextura menuda, amplia sonrisa y ojos vivaces, Jazmín llegó al país de la samba gracias a una beca otorgada por la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE). Allá es una de las 12 cadetes que siguen la carrera, entre 130 hombres. Aunque lo más relevante es ser la única aviadora de la promoción.
Sus momentos de máxima emoción los vive pilotando aviones. Hasta hoy ha maniobrado el Cessna 150L y el Neiva T25, en este último subió a 300 kilómetros por hora.
Un giro existencial
Jazmín estudiaba el segundo semestre de Ingeniería Agroindustrial en la Escuela Politécnica Nacional, cuando un compañero, Diego Rodríguez, la convenció para dar pruebas de ingreso en la FAE. Ahí comenzó su vida militar, y aunque Diego no ingresó, nunca olvidará que gracias a él supo sobre esta oportunidad.
El pentatlón, según cuenta, es consecuencia de su apego por el deporte. Desde niña le gustó el atletismo, el baloncesto y otras disciplinas, por eso, pese a lo exigente del pentatlón, supo adaptarse. Su primera experiencia internacional fue en Lima hace 2 años, como estudiante de primer año en la FAE. Representó a Ecuador en los Juegos Sudamericanos, donde obtuvo la medalla de plata en la evaluación por equipos.
Ahora, debido a que el reglamento del deporte militar exige a los aspirantes a oficiales competir por el país donde cumplan su formación académica, Jazmín se esmera por sumar puntos a escala individual y dedicar sus triunfos a las 2 naciones.
Maira Nunes, su mejor amiga en Pirassununga, la ciudad en la que se asienta la academia de aviación, la califica como una mujer alegre y perseverante, cuyo ‘defecto’ es ser demasiado perfeccionista.
Su primo, Marcelo Subía, la admira por no dejarse vencer de los obstáculos, aunque -entre risas- la califica como ‘enamoradiza’. Jazmín, en tanto, extraña el yahuarlocro y la fritada. En 2 años volverá al país y se incorporará a su promoción. Desea ser instructora.