Érick Sarango, una vida sobre la bicicleta
Orgulloso, feliz y emocionado es como se encontraba el ciclista ecuatoriano Érick Sarango al contar sobre las cuatro medallas de oro que se adjudicó en los Inas Global Games en Brisbane (Australia) y que son comparados como los Juegos Olímpicos para personas con discapacidad intelectual.
Montado en su bicicleta, como casi todos los días desde que conoció las bondades del deporte de las dos ruedas a los tres años, el quiteño evaluó su participación en la ciudad australiana, donde salió victorioso en las pruebas de ruta, contrarreloj, persecución individual y lanzados.
“Lo que más me emocionó fue escuchar el himno nacional fuera de mi país”, arrancó el diálogo con EL TELÉGRAFO sobre el evento creado por la Organización Deportiva Internacional para Atletas con Discapacidad Intelectual (INAS, por sus siglas en inglés) y sobre su vida en el “caballo de acero”.
La primera bicicleta a la que subió fue un regalo de su padre, Nelson Sarango, quien le enseñó los secretos de esta disciplina.
“Un día el neurólogo nos recetó varias medicinas para Érick, pero junto con su mamá (Miriam Tufiño) no queríamos que tome eso y decidimos que practique un deporte”.
Los Sarango Tufiño probaron primero con la natación, luego fútbol y atletismo, pero “pudo más el amor de Érick por el ciclismo”, reveló el también papá de Nelson, de 20 años, quien practica natación, y Cristian, de 26.
Mientras el jefe del hogar se convertía en el principal auspiciante del pedalista local, la mamá era la compañera, amiga y entrenadora de Sarango, quien formó parte del equipo de Olimpiadas Especiales Ecuador, luego pasó a la nómina de la Concentración Deportiva de Pichincha (CDP) y finalmente seleccionado nacional.
“Érick nos ha enseñado a cruzar muchas barreras, parece fácil lograr esas medallas, pero eso implica muchos años de trabajo y de sacrificio”, mencionó la orgullosa madre.
Tufiño pensó que a su “pequeño” no le iba a ir bien en el ciclismo, porque tenía problemas con la motricidad fina y gruesa, pero siempre “le vi que tenía mucho amor por lo que tenga ruedas. Entonces me abrieron las puertas en la CDP y lo acompañé para que se acople a competir con ciclistas convencionales”.
En Brisbane el día más complicado fue el 19 de octubre en el que disputó la contrarreloj, la persecución individual y la modalidad lanzados.
Ahí apareció la fuerza del quiteño, de 23 años, que lleva como frase motivadora que “un ecuatoriano no se deja ganar en ningún momento”.
Ese día tuvo que apelar al estado físico ganado en los campamentos de entrenamiento que hizo en los Centros de Entrenamiento para el Alto Rendimiento de Carpuela (Imbabura) y Río Verde (Esmeraldas), además del que cumplió en la ciudad de Pasaje (provincia de El Oro), donde encontraron rasgos parecidos a los de Brisbane.
Un puntal de estos triunfos es el entrenador cubano Jorge Hernández, con quien trabaja hace ocho años.
Cuando Érick sentía cansancio en las pruebas australianas, el técnico lo empujaba a seguir. “Le decía tranquilo, tú estás preparado para esto, tú sí puedes y finalmente pudimos gritar victoria en tres competencias”.
Ahora Sarango quiere cumplir otro de sus sueños, correr la Vuelta Ciclística al Ecuador, la cual tendría lugar a finales de noviembre próximo y en la que podría participar con la selección de Pichincha, que es comandada por el propio Hernández. (I)