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Ecuador, 26 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Aucacama recorrió 1.000 km en 10 días

Jonathan Aucacama (c) estuvo siempre acompañado por su amigo, el marchista de 50 kilómetros David Velásquez, con el que corrió por cuatro provincias del país.
Jonathan Aucacama (c) estuvo siempre acompañado por su amigo, el marchista de 50 kilómetros David Velásquez, con el que corrió por cuatro provincias del país.
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Con el cansancio y los dolores que tiene, el atleta ecuatoriano Jonathan Aucacama contó lo que significó cumplir el recorrido de 1.000 kilómetros en 10 días, con el fin de conseguir fondos para su fundación, que ayuda a niños en situación de vulnerabilidad a través del deporte.

La travesía empezó el pasado 14 de noviembre en Salinas (provincia de Santa Elena) y luego de cruzar por cinco provincias más culminó en la afueras del Tecnológico Pichincha, institución educativa que formó como tecnólogo deportivo.

“Fue muy doloroso correr 100 kilómetros diarios. Tuve problemas con el talón de Aquiles de la pierna derecha, luego de la izquierda, y cada paso que daba era casi una tortura. La fatiga muscular también me pasó factura”, mencionó el fondista.

En esas circunstancias y mientras las dolencias en su cuerpo se acentuaban, Jonathan encontraba en los rostros de los más pequeños las razones por las que se planteó este proyecto y las motivaciones para seguir hasta el final, pactado para el 23 de noviembre en Quito.

“Imaginaba a todas las personas que iba a ayudar. Tal vez 10 días de dolor para ayudar una vida entera”, mencionó a EL TELÉGRAFO el atleta, quien hace dos años tuvo la idea de crear este evento deportivo para atraer inversionistas para la fundación Rurashun, con la que planea ayudar a niños y jóvenes para que se inmiscuyan en el deporte y se alejen de los vicios.

Durante el trayecto, el latacungueño de 22 años estuvo acompañado en varios pasajes por el marchista de 50 km David Velásquez, quien lo abastecía de alimentos, hidratantes y líquidos. Además le daba ánimo cuando lo veía flaquear.

Así mismo, contó que “la experiencia estuvo muy chévere en el sentido en el que pudimos conocer muchas ciudades, pueblos y comunidades en los que pude palpar los problemas que tienen los más pequeños y empaparnos de sus necesidades”, contó el deportista.

La frase que lo impulsó a lo largo de los 1.021 km, que finalmente realizó, fue “sufrir un poco, para que otras personas sonrían mucho”, dijo emocionado al recordar su paso por las localidades de Salinas, Puerto López, Manta, Canoa, Pedernales, Piñas, Atacames, Cayambe y Quito.

Además de los intensos dolores en los talones, Aucacama tuvo que superar el calor de la Costa ecuatoriana y las pronunciadas cuestas que se encontró a su paso por las provincias de Santa Elena, Manabí, Esmeraldas y Pichincha.

Las jornadas para el tricolor iniciaban a las 03:00, cuando se despertaba. A las 04:00 desayunaba, y luego salía con su equipo de trabajo para cumplir con los 100 kilómetros diarios. Tras 10 o 12 horas de correr recibía masajes por parte del fisioterapista

Carlos Torres para menguar un poco el dolor y restablecer energías con la finalidad de estar lo mejor posible para la rutina del otro día. “Hubo un día que cayó una fuerte lluvia y se nos hizo imposible salir a la hora acostumbrada”, manifestó el competidor local, quien agradeció el respaldo de la gente y de la institución educativa que lo respaldó desde un principio.

En Salinas partió con la idea de recolectar $ 50.000 para la creación de escuelas deportivas administradas por la fundación, que no cobraría a los niños y jóvenes por practicar alguna disciplina, sin embargo solamente reunió $ 1.700.

Eso al principio lo decepcionó, pero sabe que necesita trabajar más, buscar a más personas que quieran aportar a su proyecto y
hacer un llamado a las empresas privadas y públicas para recabar el dinero que pretende.

Aucacama pidió a los interesados en impulsar su fundación depositar sus aportes en la cuenta corriente del Banco Internacional número 800642097 o contactarse con ellos a través de las redes sociales que tienen a su disposición.

Por lo pronto, está consciente de que con este logro se dio a conocer y podrá recaudar los fondos que necesita para emprender la ayuda a niños y jóvenes de distintas comunidades, los cuales tienen talento, pero no los recursos económicos para pagar a un
profesor o los implementos para practicar el deporte.

El siguiente paso que se ha planteado el latacungueño es empezar a trabajar con las comunidades, donde tiene previsto ubicar las escuelas deportivas y desde enero iniciar con los primeros pasos de su emprendimiento. Y quién quita, realizar un “nuevo evento loco”, como calificó al que acaba de realizar. (I)

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El atleta no busca réditos económicos personales, sino recaudar fondos para apoyar a que más niños de escasos recursos se inmiscuyan en la práctica deportiva.

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