La comunidad de colombianos residentes en Quito se dio cita en el coliseo del Ministerio del Deporte, al norte de la capital, para ver y alentar a su Selección en el partido frente a Uruguay por los octavos de final del Mundial de Brasil.

Los asistentes empezaron a llegar al coliseo desde las 15:00 y la algarabía se tomó este escenario. Vestidos de amarillo y con pitos o vuvuzelas calentaban el ambiente previo al cotejo mundialista. Con el pitazo inicial, un sonido fuerte invadió el coliseo y el “Colombia, Colombia” era el grito de guerra para animar al combinado nacional.

Ricardo Lozano, embajador de Colombia en Ecuador, con vuvuzela en mano animaba y pedía que los asistentes griten o se paren, para hacer una sola fuerza por su país.

La euforia llegó a los 28 minutos, con el “golazo” de James Rodríguez, tal como lo describió Lozano. Bastante emocionado expresó que “Colombia está en cuartos, este es nuestro Mundial”.

Con los ánimos por los cielos, los colombianos esperaron el final del primer tiempo para que la fiesta paisa, como ellos la llaman, se apodere del coliseo quiteño.

Vallenato, cumbia, trajes típicos sobresalieron en el entretiempo para decir “si, si Colombia”. El grupo Combinación Vallenata fue el encargado de que esa fiesta se la viva en Quito, a kilómetros de su tierra natal.

Con el segundo gol de Rodríguez, Efraín Osorio abrazó a sus amigos y predijo que Colombia ya estaba en segunda ronda.

Tras el pitazo final, baile, sonrisas y abrazos se desbordaron en el coliseo y algunas centenas de personas gritaban a viva voz, “James, James”, haciendo referencia al goleador del partido y ahora con más ilusión de medirse al equipo local, Brasil, en cuartos de final.