Los recuerdos de Pelé y Alberto Spencer (+) estarán presentes en la final de la Copa Libertadores, cuando se enfrenten dos equipos históricos de este certamen: Santos de Brasil y Peñarol de Uruguay, que ya definieron el título en 1962, que fue para los brasileños.

Los “auriverdes”, con Pelé como genio y figura,  aguaron la celebración a Peñarol en esa final y le cortaron la posibilidad de ganar su tercera copa consecutiva, tras los éxitos en  1960 contra Olimpia de Paraguay y al año siguiente ante Palmeiras de Brasil.

En ese plantel figuraba el ya fallecido delantero ecuatoriano Alberto Spencer, quien contribuyó con  el club en la conquista de las estrellas locales e internacionales.

“Cabeza Mágica”, como lo apodaban, es hasta hoy el goleador histórico de Copa Libertadores. Alcanzó 54 anotaciones (48 con los “Carboneros” y 6 con Barcelona de Guayaquil) en 87 partidos jugados. 

Tuvo un promedio de efectividad del 0,62% por cotejo. En reconocimiento a esa trayectoria, la Conmebol bautizó con su nombre el trofeo que cada año entrega al mayor artillero del certamen.  

Ahora el referente “charrúa” es el argentino  Alejandro Martinuccio, mientras el rival apuesta a la habilidad de Neymar. Pasaron 49 años de esa inolvidable final, pero la pasión que impregnen sobre el gramado será la misma.

La primera cita es en Montevideo el 15 de este mes.  El cotejo final en Sao Paulo el 22, cuando ambos conjuntos intentarán reverdecer sus glorias  y alzarse como el mejor club de América de la presente temporada.

Peñarol llega con un mejor cartel a esta final. Es cinco veces campeón de América, superado por las 7 estrellas de Independiente y las 6 de Boca Juniors, ambos cuadros “albicelestes”. Será la décima vez que los uruguayos jueguen en la última instancia. Los “paulistas” alcanzaron dos estrellas en tres finales. La última vez que se inscribieron en la definición del título fue en 2003, cuando cayeron ante Boca Juniors.   

Un ingrediente más se suma a este legendario encuentro sudamericano.  El actual técnico “carbonero”, Diego Aguirre, busca con el equipo su segundo título de la Libertadores.

El primero lo consiguió como jugador. Fue el autor del gol (en tiempo extra) con el que ganó la final de 1987 al América de Cali, club colombiano en el que jugaba Ricardo Gareca, actual DT de Vélez Sarsfield, cuadro al que eliminaron en semifinal. “Con toda la historia que tenemos estoy feliz por volver a una final con Peñarol”, dijo Aguirre.

Por eso la emoción se desbordó en  las calles uruguayas. Los fanáticos celebraron ruidosamente la clasificación de su equipo a la final, y los diarios destacaron la histórica “garra” charrúa sobre el fútbol que presentaron los “Manyas”.

El estallido popular no distinguió esta vez entre niveles sociales. Impactó ampliamente a todos como no se veía hacía muchos años y fue sólo comparable a lo que fueron algunos de los partidos que jugó la selección uruguaya en el Mundial de Sudáfrica el año pasado.

Los festejos se desplegaron por pueblos y ciudades del país como una consecuencia natural tras 24 años de emociones reprimidas porque el equipo no conseguía recuperar el protagonismo internacional que tuvo hasta 1987, cuando levantó la última Libertadores en una recordada final ganada al América de Cali en Santiago de Chile.

Peñarol fue el primer campeón del torneo de clubes más importante de Sudamérica en 1960. Lo volvió a  ganar en 1961, 1966, 1982 y 1987.  No pudo completar el tricampeonato inicial,  porque recibió la estocada del Santos con genialidades de “Pelé”.