El domingo el equipo obtuvo la victoria en la cancha, pero la hinchada apenas logró rescatar un punto en las gradas. Los buenos aficionados que rodearon al agresor del juez de línea Byron Romero y lo entregaron a la Policía, dieron prueba del compromiso con el voto de confianza que se dio a la hinchada para que esta temporada observaran los partidos sin mallas. Sin embargo, al minuto 72, Segundo Germán R.M. había cambiado el destino inmediato y a largo plazo de todos los que de alguna forma hacen parte de la familia Barcelona.

El mal hincha que arrojó la botella de vidrio que cortó el codo derecho del árbitro asistente retrasó todo y a todos más de 21 minutos. Pero al margen de aquello comprometió el bienestar futbolístico y económico del ‘Ídolo’. Tras su detención y traslado a un juzgado de Contravenciones, Segundo Germán fue sentenciado a 100 horas de trabajo comunitario y un veto de un año para todos los escenarios deportivos del país, como manda el artículo 379 del Código Orgánico Integral Penal (COIP).

La parte más áspera del incidente la asumirá la tarde de mañana la directiva de Barcelona, cuando la Comisión de Disciplina haga pública la sanción para el club. El estatuto de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) dispone dos opciones: que el club juegue en su estadio sin público o que lo haga en otro escenario con acreditación de Serie A.

Retroceder no, mejorar sí

Al final del partido, Byron Romero sacó sus propias conclusiones del incidente. “Sin duda son cosas del fútbol, pero las leyes deberían ser más severas, porque si lo fueran,  estas cosas ya no pasarían”, apuntó el juez de línea que este miércoles formará parte de la terna que pite el partido Racing-Boca por Copa Libertadores.

Su comentario pierde peso si se considera lo dicho ayer por el general José Vinueza, de la Comisión de Seguridad de la FEF. Según el funcionario, por razones de su viaje a Argentina el agredido no pudo presentar una denuncia para penalizar el acto del hincha. Por ello solo quedó como contravención.

La agresión de Segundo R. volvió a encender los comentarios de los más pesimistas de la afición y la prensa deportiva. Que “la afición de Guayaquil no está preparada para ver el fútbol sin mallas”. Que “se sacaron las mallas pero no las bestias”. Los comentarios apuntaron hacia un apresuramiento en la resolución de retirar las redes que antes resguardaban las localidades del Monumental.

El presidente de Barcelona, José Francisco Cevallos, defendió la medida aplicada esta temporada. “Si se quitaron las mallas, fue para que la hinchada viva el fútbol de cerca”. La prueba de los beneficios se ha visto en los últimos 4 partidos que el club ha jugado de local. De hecho, en la goleada 5-0 ante Liga de Quito, los aficionados de la Tribuna Oeste festejaron junto a Jonathan Álvez una de las anotaciones. Quedaron registradas postales nunca antes obtenidas en ese escenario.

De su lado, el general Vinueza también apoyó lo que se ha venido consiguiendo con el voto de confianza a la hinchada. “No se puede tirar abajo el proyecto de las mallas por una persona... Lo importante es que la gente ya está cansada de todos estos actos y entregó al agresor a la policía”, manifestó. (I)