A Sofía Astudillo le dicen que parece un varón por el simple hecho de gustarle el fútbol. Tiene 7 años y sueña con ser futbolista profesional. Pero en las últimas semanas ha sufrido bullying de sus compañeras de escuela por el simple hecho de gustarle el fútbol.

Le dicen que es un deporte para niños y la aíslan. En el centro educativo donde estudia las niñas solo pueden empezar a jugar desde los 12 años.

Sofía es guayaquileña y entrena todos los días en la escuela de fútbol de Dusan Draskovic. Ella llegó el viernes 27 de septiembre de 2019 a Cuenca para conocer a Fernanda Vásconez y apoyar al Club Ñañas en la final de vuelta de la Superliga Femenina.

Sofía y sus padres Paúl Astudillo y Rosi Domínguez salieron a las 06:00 desde Guayaquil hacia Cuenca. No se detuvieron en el camino. Tenía una misión: tomarse una foto con Vásconez, dueña y capitana del equipo, y lograr que le firme un autógrafo en una camiseta amarilla de la selección nacional que Sofía utiliza habitualmente durante sus entrenamientos.

Estuvieron desde las 10:00 en los exteriores del estadio Alejandro Serrano Aguilar esperando que saliera el equipo del reconocimiento de la cancha. Esperaron dos horas pero consiguieron su cometido y más. Vásconez no solo les firmó el autógrafo y se fotografió con ella, también la invitó a subir al bus para presentarles a las demás futbolistas de Ñañas. “Te voy a enseñar que, como tú, hay muchas mujeres más que juegan y aman el fútbol”, le dijo mientras subían al vehículo.

Vásconez la levantó en brazos y la ubicó en uno de los asientos del bus para que pudiera observar a las jugadoras. Entonces empezó a contar su historia. “Ella es Sofía y vino desde Guayaquil para conocernos. Ella es futbolista, pero en el colegio la molestan y le dicen que las niñas no deben jugar fútbol. Yo la invité a subir al bus para que ustedes les cuenten que sí podemos hacerlo”, dijo Vásconez a modo de introducción.

La defensa María Pineda fue la encargada de animarla a no desmayar en su sueño. Le dijo que el fútbol no distingue géneros y que ella puede ser igual o más fuerte que un hombre sobre el terreno de juego. Que cuando sus amigas la marginen las ignore y que siga entrenando fuerte.

Rosi y Paúl, los padres de Sofía, han enviado cartas a la escuela y al Ministerio de Educación para que se implemente la práctica de fútbol en las escuelas desde temprana edad y no solo desde los 12 años. Pero no han tenido respuesta alguna.

Sofía ama el fútbol y para explicar por qué la apasiona tanto este deporte utiliza palabras inocentes, propias de una niña de su edad: “Me duele el corazón de emoción”, dice cuando se le pregunta las razones de su idolatría. Es la última que tres hermanos y la única que juega fútbol.

La pequeña futbolista sostiene con sus manos la camiseta de la selección de Ecuador con la que suele entrenar, junto a sus padres Paúl Astudillo y Rosi Domínguez. Foto: Luis Cheme / El Telégrafo

Los cuestionamientos de sus compañeras en la escuela la ha afectado tanto, que sus padres se vieron obligados a contratar su psicólogo que la guíe en su propósito: ser futbolista profesional. Sus padres la apoyan y se declaran revolucionarios del fútbol femenino. “Para que el fútbol femenino no sea visto como algo diferente se debe cambiar el entorno, la forma de pensar de la gente desde la niñez. Debemos educar a nuestras hijas para que no sean machistas”, considera Rosi, quien pese a estar enferma viajó a Cuenca a acompañar a Sofía.

Más mujeres juegan fútbol en el mundo

La FIFA estima que 13,36 millones de niñas y mujeres juegan al fútbol de forma organizada en sus federaciones, de las que un 76 por ciento tiene una estrategia específica para el fútbol femenino al que se dedicó un gasto específico de 347,6 millones de dólares en 2018.

Las cifras corresponden a una encuesta en la que han participado 198 de las 211 federaciones miembro de la FIFA, que indica que Estados Unidos es el país con más jugadoras registradas -1.600.000-, seguido de Canadá -290.087-, Alemania -197.575- y Suecia -196.907-. Ecuador aún no tiene cifras oficiales.

Según el mismo, la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) tiene contabilizadas 58.372 jugadoras -40.966 de ellas menores de 18 años-; es la tercera de la UEFA en número de entrenadores femeninos -1.991- y un partido de la Liga Iberdrola fue el segundo entre clubes que alcanzó mayor audiencia con 60.739 espectadores.

El documento, con cifras tan curiosas como las 315 futbolistas registradas en las Islas Seychelles o la ausencia de jugadoras y selecciones de todas las categorías en Arabia Saudí, también refleja la evolución en el porcentaje de federaciones que tienen selección absoluta. En 2015 era un 66%, en 2017 un 55% y en 2019 son un 73%.

Hay 4.343 mujeres que trabajan en la administración del fútbol (28%) y 196 (25%) desempeñan cargos de presidente, secretaria general o responsable de departamento.

La encuesta, hecha pública con motivo de la primera reunión del Grupo de Trabajo de Fútbol Femenino celebrada en Lyon durante el pasado Mundial Femenino, representa "un dibujo de la realidad del fútbol femenino globalmente y servirá de herramienta para adoptar medidas de futuro", según la FIFA.

Otros de los datos incluidos en el estudio son los 996 traspasos internacionales constatados hace un año, en los que estuvieron relacionados 265 clubes y 79 asociaciones y la existencia en el 49,5% de las federaciones de un departamento de fútbol femenino.

El 76% de las asociaciones tienen una estrategia de fútbol femenino y el 49,5% de las asociaciones tienen departamento de fútbol femenino. (I)