Trato reverencial, capacidad de fascinación y dos bolones de verde; tres requisitos para acudir a la presentación de una estrella como  Ronaldinho Gaúcho. No solo se vuelve acogedor el contexto de la presentación, sino que además se ejercita algo del folclore nacional.  

Quince minutos de ‘Dinho’ con la camiseta amarilla fácilmente equivalen a varias horas de espera. Al final de la prórroga, la recompensa es un excrack de voz ronca con una evidente necesidad de dormir un poco más oculta tras gafas oscuras.

Es entendible, no cualquiera soporta un agotador tour entre Estados Unidos, Emiratos Árabes Unidos, India y Ecuador. ‘Ronnie’ sabe sobreponerse al cansancio, aunque sea para salir a saludar unos minutos al centenar de periodistas y seguidores que ayer acudieron al Hilton Colón. Los flashes de las cámaras y las ovaciones le funcionan a manera de tónico energizante: el cansancio no se va, pero al menos se puede tener los ojos abiertos y la boca en movimiento.

Durante la noche del jueves y parte de la madrugada del viernes, los 200 aficionados que asistieron a la ‘Cena Amarilla’ fueron testigos de lo que implica el fenómeno Ronaldinho. El invitado especial llegó pasada la medianoche y apenas si compartió con los hinchas que aguardaron por él desde las 20:00 en un salón del hotel. El descontento por la prórroga no superó la emoción de estar unos minutos en el mismo salón que un campeón del mundo. En la mañana de ayer la prensa local entendió que para ver al ‘astro’ hay que ser paciente y hacer una fila en los exteriores del hotel donde se hospeda como parte de una espera de tres horas. La conferencia de prensa tenía la etiqueta de “presentación oficial de la camiseta 2016”, pero en realidad la muchedumbre de comunicadores respondía al anuncio de que ‘Dinho’ estaría y hablaría.

Tras remarcar las cualidades de la prenda, empezó la larga ronda de preguntas. Para entonces el temor era colectivo. Se había hablado mucho, pero nada que contuviera el nombre Ronaldinho. Algunas de las interrogantes iniciales apuntaron a ese aspecto. Pero el presidente José Francisco Cevallos no se animaba a confirmar nada ni descartar nada.

Las palabras del directivo ‘torero’ fueron las de un padre que advierte a sus hijos antes de salir de casa: Demostrar hospitalidad y ser respetuosos con el astro durante la Noche Amarilla. Cevallos respondió la última pregunta programada por su asistente reconociendo lo evidente: hubo términos del contrato con ‘Dinho’ (cena, rueda de prensa, entrenamiento) que se flexibilizaron “por tratarse de una estrella de su talla”.

Pasado el mediodía los colaboradores del presidente confirmaron que Ronaldinho estaba en condiciones de presentarse. Pero había que hacer algo de tiempo antes. La tanda de preguntas se extendió y pudo amenizarse con respuestas anecdóticas del exportero; como su primer encuentro ante el brasileño en Manaos por un partido de Eliminatorias, o su paso por Once Caldas que derivó de una interrogante hecha por un periodista colombiano.

Los mejores quince minutos

Justo antes de que se agotara la capacidad de improvisación apareció el astro. Faltaba un cuarto para las 13:00. Lo que pasó entonces fue un cambio en la dinámica del evento; inicialmente algunos seguidores se habían mezclado con la prensa para disfrutar a ‘Dinho’; ahora la prensa se mezclaba entre los seguidores para obtener la misma satisfacción.

Ronaldinho fue sincero en sus palabras: “Me asombra tanto cariño de la afición de un equipo para el que nunca he jugado”. Aplausos, silbidos, una foto del brasileño, selfies para el recuerdo de haber asistido a la rueda de prensa. Ningún acto de devoción era minimizable.

Siete preguntas amables le devolvieron el contexto de rueda de prensa al suceso. La primera ya la había contestado muchas veces: ¿Qué se siente haber sido campeón del mundo? Dos iban enfocadas a su opinión sobre la estadía en Guayaquil, otro par apuntaba a los minutos que jugaría en la Noche Amarilla. Repuestas comerciales: “Me siento muy contento” y “Si por mí fuera, jugaría los 90 minutos”. Las dos últimas buscaban exhortar al jugador a dar un mensaje a la juventud; y él expresó dos pensamientos sobre la importancia del deporte para alejarse de “todo lo malo”.

Aún faltaban los regalos. Una representante del Ministerio de Turismo le obsequió un sombrero de paja toquilla, pero ‘Dinho’ no accedió a probárselo. Esto implicaba sacarse el gorro y en el aeropuerto ya había demostrado que no le agrada la idea. El segundo regalo tampoco lo motivó. Una reportera de farándula logró superar la barrera de seguridad y acercarse para darle dos bolones de verde en un recipiente de plástico. “Se los voy a regalar a él  (señaló a Cevallos), yo ya estoy lleno”, contestó el jugador.

Esto no palideció el viso de acto cultural que quiso imprimir la periodista en su presente, y a pesar del desaire gritó: “¡VIVA EL ECUADOR, VIVA BARCELONA!”.

Barcelona reveló la indumentaria para este año

En la rueda de prensa de ayer la directiva de Barcelona y un representante de Marathon Sports develaron el nuevo modelo de la camiseta para el torneo 2016. Una prenda que basa su atractivo en la sencillez y un tono menos fuerte de amarillo fue lo que lucieron ante la prensa  los jugadores Damián Díaz, Máximo Banguera y Segundo Castillo. “Presentamos la nueva camiseta oficial Barcelona 2016, confeccionada con pasión, revestida de garra, mucha hambre de gloria y a la altura de un ídolo”, reza el mensaje comercial bajo el cual se promociona el producto que en su versión normal cuesta $ 49,90.

La empresa que la  confecciona también lanzó una camiseta conmemorativa con el número 91 y el nombre de Ronaldinho, de la cual indicó el presidente del club: “Solo se fabricaron 400”. El costo de esta prenda es de $ 80.

La divisa oficial de la temporada ya reportó ganancias para la entidad ‘torera’. Cientos de aficionados se acercaron a las tiendas de Marathon para ser los primeros en probarse la nueva camiseta y acudir a la Noche Amarilla.

Antes del atardecer el stock de la indumentaria en perchas casi se había agotado.

Vídeo: Lylibeth Coloma/ El Telégrafo