Tras pasar una semana complicada, por el delicado estado de salud de su madre, Roberto Ordóñez decidió jugar el último domingo ante Barcelona. Pese a que no había entrenado a la par de sus compañeros, cuenta que recibió el apoyo de ellos para ser titular en el Monumental en un partido que prácticamente definía la etapa, ya que, de obtener un resultado positivo, Delfín dejaba atrás a su inmediato perseguidor.

Y fue así. La ‘Tuca’, como es conocido el delantero, entró a romperse en la cancha y fue determinante para el triunfo 2-1 del equipo mantense sobre los guayaquileños, marcando el tanto de la victoria.

“Casi no llego a este partido, tengo grave a mi mamá, pero apuntamos con el grupo dedicarle este triunfo”, indica Ordóñez, quien en su etapa formativa se probó en Barcelona y Emelec, pero no tuvo cabida en los equipos porteños.

De su difícil momento familiar, el ariete destaca que trata de pasar su angustia frente al mar. “Por más que pueda estar sofocado y triste, la vista al mar me llena de energía, me tranquiliza”.

Del momento del Delfín, equipo con el que lleva cinco goles en la temporada y tiene dos años de contrato, Ordóñez asegura que la base del éxito se debe a que la dirigencia, encabezada por José Delgado, “ha sido muy seria con los jugadores”.

¿Qué significa para usted que su equipo pueda ganar hoy la etapa?

Es muy importante para todos nosotros, es algo que lo hemos buscado sin descansar; queremos seguir dando de qué hablar. El que estemos muy cerca de ganar la etapa (si Barcelona no vence a Emelec, lograría el objetivo) es porque desde el principio todos remamos para el mismo lado, tenemos un grupo muy sano, que partido a partido quiere demostrar su profesionalismo. Además, nuestro cuerpo técnico es el mejor.

¿Qué lo motivó para llegar a Delfín?

El presidente me quería tener acá  hace tres años, pero no se daban las cosas. Esta vez todo fue muy rápido, yo todavía estaba en Machala (era jugador de Fuerza Amarilla) y en diciembre, cuando ya se había terminado el torneo nacional, definimos todo. Acá estoy muy cómodo.

¿Qué es lo que más le pide el DT Guillermo Sanguinetti?

Me dice que lo mío es pivotear y que debo buscar la siguiente jugada, también que aproveche mi físico y proteja el balón. Por ratos me dice que esté clavado en el centro del área y otras veces me pide que me cambie con Carlos (Garcés). Nos hemos comprendido bien con él, somos dos jugadores de experiencia que sabemos movernos bien en la cancha.

¿Cuál es su meta profesional?

Ser campeón del fútbol ecuatoriano; además, jugar un torneo internacional. Con Fuerza Amarilla clasificamos a la Copa Sudamericana, pero no la jugué porque me vine al Delfín. Ahora espero ser campeón este año y jugar la Copa Libertadores el próximo, para así mostrarme internacionalmente.

En la actualidad los jugadores salen muy jóvenes al exterior, ¿cree que haya otra oportunidad para usted fuera del país?

Claro que sí. Yo me cuido mucho, me mantengo bien físicamente y entreno por mi cuenta. Mi anhelo es irme a China o Catar, me parecen mercados muy interesantes.

¿Qué le atrae de esos países?

El fútbol de allá está creciendo. Ya tuve una propuesta el año pasado para Catar, pero no se concretó. Mis representantes (Alberto Montaño y Daniel Chedraui) están pendientes de las propuestas y yo me enfoco en jugar. En México (Cimarrones de Sonora) tuve un compañero que jugó en Catar, él me contó cómo es la vida allá.

¿Cómo le fue en México?

Allá los árbitros me pitaban en contra, porque decían que dejaba muy fácil la marca. Después de analizar los videos y ver que no había falta, me veían en otros partidos y me pedían disculpas. En 14 partidos marqué ocho goles, pero no me quedé porque la dirigencia no era seria. Tuve opciones para cambiar de equipo, pero decidí regresarme al país.

¿Con 32 años, todavía puede llegar a la selección?

La idea es esa, pero estoy enfocado en Delfín. Con goles y buenos partidos se abren puertas; yo no me mareo; si visto la camiseta de la selección, en buena hora, pero de no darse, estoy tranquilo. No bajo los brazos, sigo en la pelea para mostrarme.

¿Cuándo empezó la historia de la ‘Tuca’?

En 2005 conocí a los profesores Duffer Alman, Otto Morcillo y Marlon Mina y ellos me decían que en Esmeraldas había un jugador al que apodaban la ‘Roca’ y que yo jugaba parecido a él, por eso me pusieron la ‘Tuca’, eso fue cuando yo jugaba en segunda categoría, en Espol. Me dicen así porque entro con todo a cada pelota, eso sí, sin mala intención.

Pero la fuerza es de familia, porque tengo tíos grandes y fuertes. Además, está mi dedicación en el gimnasio y mi buena alimentación, con los buenos mariscos.

Ir al choque con la ‘Tuca’ debe ser complicado.

Así me dicen, los centrales son los que más sufren (ríe). Hay defensas que no van mucho al choque y prefieren que me marque un compañero de ellos. Yo juego sin malicia, respeto a mis compañeros.

¿Con qué defensas has tenido encontrones fuertes?

Con la ‘Belleza’ (Andrés) Mendoza, Luis Cangá, Jorge Guagua, Gabriel Achilier y José Luis Perlaza. Son jugadores muy fuertes.

¿Cómo es la ‘Tuca’ fuera de la cancha?

Dicen que soy chévere (ríe), me divierto con mis amigos, soy chacharero y bromista.

¿Y en el campo?

Ahí no regalo nada, defiendo lo mío hasta con los dientes; por más que sea mi hermano o mi papá, no les regalo nada.

¿Cómo se ve después del retiro?

Quiero tener una escuela de fútbol y me gustaría ser empresario. El fútbol te deja grandes amistades y esos contactos pueden servir para después del retiro. (I)