Punto de vista
Miler no es un hallazgo, es una realidad
La pelota es amiga de aquel que la trata bien y reconoce en sus caricias todo ese caudal de sensaciones que algunos pocos tienen la capacidad de realizar.
Los últimos días, lamentablemente tuvimos que escuchar a aquellos amigos de la crítica infundada o a los detractores de siempre que se sintieron con el poder absoluto, desmedido, tal cual carroñeros, y que utilizaron sus herramientas de trabajo para defenestrar en muchos casos a un futbolista por no estar de acuerdo con una situación que involucra quizás su futuro y también la motivación diaria de salir a jugar. Este jugador se pronunció con sus dirigentes y decidió de manera personal y muy privada no saltar al campo de juego porque consideró que las posibilidades que se manejan alrededor de él deben ser atendidas de manera urgente, conociendo que este deporte es ingrato y olvidadizo y solo vive del presente.
Con este escenario las alarmas se activaron, no solo en su club sino también en el combinado nacional, que hoy depende mucho del abanico de posibilidades futbolísticas que puede brindarle, en este caso, el jugador que capta todas las miradas.
Hoy Miler Bolanos recorre con seguridad el umbral de su rendimiento a nivel nacional, y nadie más que él sabe que debe aprovechar esa condición para explotar su imagen y seducir a otros mercados más pudientes e intentar encontrar una comodidad profesional y económica acorde a sus atributos deportivos para continuar derrochando un talento natural que precisa incurrir en nuevas motivaciones. Soy de aquellos que defienden al jugador ‘a capa y espada’ en todo sentido. Y en este caso no será la excepción porque, más allá de las noticias que se generan de la línea de cal hacia afuera, lo que en realidad nos debe ocupar es encontrar el equilibrio justo para disfrutar y aceptar, sin desmedro de la camiseta a la cual veneramos, que estamos ante un delantero o media punta muy rico en conceptos, lleno de valentía y aporte que agregó a su juego una cuota goleadora muy importante. Los días pasaron y el silbato volvió a sonar para que como manera de demostración hacia aquellos incrédulos, su nueva obra maestra esté lista en tan solo 90 minutos en un compromiso bisagra para las aspiraciones de su equipo. Y así fue. Con movimientos inteligentes detrás de la línea de volantes de Universidad Católica, halló el espacio ideal para divertirse y que sus compañeros descarguen toda la responsabilidad en él para que desde sus pies e intelecto salgan las anotaciones y demás incursiones ofensivas. Los tres goles son el resumen de lo que puede este gran jugador plasmar dentro de un campo de juego. Y este último partido lo logró denotando un grado de madurez sublime en su andar hacia un futuro que le puede deparar metas muy altas por alcanzar, si así lo desea, pero necesita imperiosamente consolidar su juego y entender que es determinante cuando lee bien los partidos y utiliza sus capacidades en los últimos metros de la cancha, siendo estos los sitios que más le duelen al rival. Bolaños no es un hallazgo, es una realidad que debe seguir evolucionando y regalando este tipo de respuestas en momentos adversos, tanto en el ámbito personal como también en lo grupal, donde hoy por hoy, tanto Emelec y la selección ecuatoriana lo necesitan demasiado. (O)