La “AKD” afirma su juego y cada vez está más cerca de la final
Trece minutos fueron suficientes para que Deportivo Quito doblegue 2-0 sin apuros a Emelec, ayer, en el estadio Atahualpa. El defensa central Jairo Campos fue el autor de las dos conquistas que sirvieron para liquidar de entrada al primer finalista del torneo local.
Apenas los jugadores se acomodaban en el gramado de El Batán, un tiro libre ejecutado por Fernando Saritama permitió el cabezazo limpio y sin marca del zaguero imbabureño Jairo Campos, a los 9 minutos del compromiso, con lo que los seguidores “chullas” instalados en la preferencia celebraron a rabiar.
Eso provocó desazón en los aficionados “eléctricos” que coparon la general noroccidental y detuvieron por un momento sus cánticos. Aún no se recuperaban de la tristeza cuando nació otra llegada de los dueños de casa. Como si se tratara de una película calcada, el “Sari” elevó el esférico desde el tiro de esquina y apareció otra vez el jugador del Valle del Chota para poner la segunda a los 13 minutos.
Ese marcador descompuso por completo a los visitantes, tanto en la cancha como en el banco y en los graderíos. El entrenador uruguayo Juan Ramón Carrasco, que estaba de pie observando desde la zona técnica, abandonó su posición y fue a refugiarse en la banca de suplentes.
En las gradas todos los azules apagaron por completo sus voces, las banderas elevadas tocaron suelo y en la cancha los jugadores, sin un horizonte, mantuvieron la lentitud en cada una de las líneas, así como la inexactitud para enviar los pases.
Los “chullas”, con el constante aliento de seguidores y del estratega argentino Carlos Ischia, insistieron en el ataque. Los desbordes por la banda derecha del hábil Juan Carlos Paredes pusieron en apuros al golero Wilmer Zumba, que estuvo nervioso e inseguro para despejar lo que llegó sobre su arco. Sin embargo, los locales no lograron aprovechar esas debilidades para incrementar la ventaja en la primera etapa.
El goleador “gaucho” Maximiliano Bevacqua, que en las últimas cuatro fechas no ha logrado anotar, estuvo debajo de su nivel y erró al menos dos claras ocasiones de festejar una conquista a su favor.
La media cancha del visitante careció del hombre que ponga la pausa y genere contragolpes. El experimentado volante Édison Méndez estuvo perdido durante todo el primer tiempo y David Quiroz no fue fino en los remates que logró conectar.
Los dos delanteros que puso el “Bombillo”, Walter Iza y Roberto Mina, no tuvieron el abastecimiento ideal para crear peligro sobre la valla de Marcelo Elizaga, quien pasó prácticamente de vacaciones. El “Conejito” Iza, en la más clara oportunidad que tuvo, en el mano a mano con el golero, no supo definir y envió el balón muy arriba del travesaño.
El ingreso de Ángel Mena en lugar del “Kinito” Méndez le dio mejor movilidad a los “millonarios”, pero los dueños de casa estaban dispuestos a conservar su ventaja. El objetivo final no era la goleada, según señaló al término del cotejo el DT Ischia.
“No podía pensar solo en incrementar la diferencia, sino en preservar a los jugadores porque dentro de tres días hay una nueva fecha”, adujo, por eso reservó las pocas energías que le quedaron a Bevacqua, para el duelo que sostendrán también como locales ante Independiente del Valle este miércoles. En su lugar ingresó Pedro Esterilla.
Esa fue la razón para que el ritmo de juego descienda, así como también el rendimiento y la entrega de los “azulgrana”. Ya no hubo premura por anotar y con total tranquilidad permitieron que los minutos transcurran sin exigirse en busca de una mayor ventaja.
Tampoco el oponente tuvo la iniciativa como para poner en peligro la cómoda diferencia. Su entrenador no volvió a aparecer en la zona técnica ni tampoco lo hizo al final en la rueda de prensa, por dolores de cabeza, producto de la “altura”.
Ese quizás fue el motivo por el que nunca dio indicaciones a los jugadores que ingresaron para el cambio, tampoco una palmada. Como sí lo hizo su colega en la otra banca, Ischia, quien aprovechó cada saque lateral para dar sugerencias, en especial a Fidel Martínez. Él y Fernando Saritama fueron los “chullas” más influyentes del gramado.
Por eso “Neymar” Martínez salió vitoreado por la afición local cuando dejó la cancha. Tal era la confianza “chulla”, que en los minutos finales aprovecharon para jugar al “torito” sin que el rival pueda reaccionar.