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Kaviedes, el goleador que quiso ser veterinario

Kaviedes, el goleador que quiso ser veterinario
Fotos: Karly Torres / El Telégrafo
25 de octubre de 2016 - 00:00 - Redacción Fanático

En abril pasado, Jaime Iván Kaviedes viajó a Manabí y se quedó allí 63 días. Sin cámaras, ni micrófonos ni mayor difusión -tal como lo pidió- ayudó a las víctimas del mortal terremoto de 7,8 grados que sacudió a esa provincia. Buscó y recogió donaciones entre sus amigos e instituciones y él mismo dio lo que más pudo.      

De ese episodio reciente habla poco, prefiere mantenerlo así por respeto a las víctimas y recita una frase que lo llena: “El anonimato es un principio espiritual vital”.     

Por esas semanas, en las redes sociales colgaron una foto en la que se lo veía haciendo una columna para entregar botellas con agua. Su rostro  denotaba mucho cansancio y su mirada, preocupación.    

Gonzalo Cadena, productor de Majestad TV -canal local de Santo Domingo de los Tsáchilas- recuerda que el día del terremoto el ‘Flaco’ estaba jugando fútbol en la ciudad y tras conocer la situación en Manabí se movilizó de inmediato.     

“Él es así. Los que lo conocemos sabemos que es solidario y humilde. Saluda a todos en la calle y gracias a su buena memoria reconoce a la mayoría de personas que compartieron con él algún momento”.  

Ese espíritu de servicio no es nuevo en él. Cuando era niño, antes de jugar fútbol, quería ser veterinario. Ese contacto con los animales, que lo vivió hasta los 15 años en la hacienda Tanti, de propiedad de sus abuelos, le permitió desarrollar ese amor por el campo y la naturaleza.  

Cuando habla de esa vocación se emociona. Levanta la mirada, suspira y asegura que algún día será veterinario. Y de inmediato recuerda la frase que utilizó en la camiseta interior el día que marcó el gol que llevó a Ecuador a su primer Mundial: ‘Si eres pequeño, sueña; si eres grande, no dejes de hacerlo… ¿Aún no lo crees?’.

Ese texto quedó plasmado en una placa que se puede leer en una de las paredes de la escuela de fútbol IK9, en Santo Domingo de los Tsáchilas, junto a los arcos (norte y sur) del estadio Olímpico Atahualpa de Quito que la Concentración Deportiva del Pichincha le donó.

En su natal Santo Domingo, a donde regresó hace dos años, no es raro verlo jugar con niños en la calle o en algún parque. Se baja del carro, toma la pelota, hace unas cascaritas y remata al arco, que muchas veces no son más que dos piedras o dos palos. No importa si está en jeans o con zapatos de suela o si la transpiración moja su camiseta, el amor por el balón sigue vigente.

En otras ocasiones se equipa y decide jugar fútbol 7 en la cancha de los Almache, en el centro de la ciudad. Pero eso lo hace con menos frecuencia, ya que tiene una lesión. Según revelaron sus amigos, aún no ha colgado sus ‘pupos’ y se alista para disputar el campeonato de segunda categoría, reforzando a ‘IK9’, su plantel.   

Uno de los logros que consiguió este año fue armar un equipo femenino para disputar la serie B del campeonato nacional. Con mucho orgullo asegura que buscó a las mejores para reforzar la plantilla del Deportivo Santo Domingo. En un diálogo breve con su amigo y ‘padrino’ Heckel Vera, no esconde su satisfacción por haber ganado el torneo tras vencer en la final a Las Ñañas, de Quito. “Hablé y me traje a la capitana de la selección ecuatoriana, ‘Gigi’ Moreira (…) y quedamos campeones”.

En Santo Domingo de los Tsáchilas, Jaime Iván está tranquilo. Lo reconoce en un diálogo con el equipo periodístico de EL TELÉGRAFO. A manera de un guía turístico recorre las instalaciones  de la escuela IK9. Se detiene un momento y afirma que ahora nada lo perturba, que aprendió a responder a tiempo las falsas acusaciones y a seguir su camino a la felicidad.  

Esa tranquilidad le ha permitido realizar una nueva actividad en su ciudad natal. Además de la escuela de fútbol y del equipo femenino, incursionó en la televisión con un programa de entrevistas llamado Entre amigos con Kaviedes, que fue producido por un canal local.

Quienes trabajaron con él, en la producción de la primera temporada, aseguran que fue puntual y respetuoso con el staff e invitados. Llamó la atención el manejo de los temas, sin la necesidad de un libreto. Siempre se apoyó en frases o fragmentos de libros. En su casa de infancia había un televisor de perilla al que le costaba sintonizar canales con nitidez, por eso se inclinó por la lectura.

“Es muy inteligente. Se mantenía en el plan inicial, pero cuando comenzaban las entrevistas demostraba saber de todo”, dice Gonzalo Cadena, el productor.

Sus momentos tristes

Jaime Iván Kaviedes Llorenty cumplió  39 años ayer. Nació el 24 de octubre de 1977. Sus padres fueron Jaime Iván y Juanita, quien iba a ser madre de trillizos, pero durante el embarazo perdió a dos niños y sobrevivió el ‘Nine’.

En 1983, un accidente de tránsito provocó la muerte de sus padres, solo él salió con vida. Más tarde, en el libro 80 años de historia deportiva de Santo Domingo, él mismo reconoce que “la vida lo marcó con carencias afectivas”.  

Con 6 años, el pequeño Jaime Iván fue a vivir con sus abuelos, a 15 kilómetros de Santo Domingo, en la hacienda Tanti. Ahí, en el campo, en contacto pleno con la naturaleza, a los pies de la sierra ecuatoriana, inicia su romance con el fútbol. Practicaba en el potrero, unas veces solo y otras con pocos amigos. “Para mí era un desahogo. No jugaba en equipos, solo entrenaba y entrenaba”.  

Cada vez que recuerda su niñez, su rostro se transforma y agradece el amor que le dieron sus abuelos maternos, Benjamín y Francia (fallecidos). “De ellos aprendí palabras como amor, respeto, lealtad, solidaridad. Estos principios me dieron una forma de vida”. El padre del ‘Nine’ también fue futbolista, y según recuerdan en Santo Domingo, tenía técnica y buen manejo del balón. Sus primeros acercamientos a una cancha los hizo como mascota del Club Juventus, donde jugaba don Jaime Iván.  

Con 11 años, y siempre con una funda de papel debajo del brazo (donde llevaba sus zapatos venus) Jaime Iván llegaba a los entrenamientos de la sub-12 del club ADAC, en la cancha de la cooperativa 30 de Julio. Kléber el ‘Ñato’ Mendoza, quien fue su primer entrenador, destaca la técnica de su expupilo y cómo desde muy pequeño sobresalía entre sus compañeros. Una década después el técnico ecuatoriano Polo Carrera, que lo dirigió en la selección sub-23, coincidió con el ‘Ñato’ al afirmar que fue el jugador con mejor manejo técnico de pelota que vio.

Iván saltó a la fama en Santo Domingo la tarde del 10 de enero de 1993. Ese día, en el estadio Obando y Pacheco, se programó el encuentro de despedida de Edú Corozo, jugador local, quien pasó por Barcelona. El partido de fondo lo protagonizaron Sport Colombia y Ecuador sub-17. El conjunto local armó su plantilla con jugadores menores de 18 años de la ciudad y otros de Quinindé; pero al terminar la primera parte caían en el marcador.

Mientras eso sucedía, en la parte exterior estaba Kaviedes, en la puerta esperando el famoso ‘portazo’ para entrar gratis, ya que no tenía dinero para la entrada. Al ingresar al escenario el DT de Sport Colombia, Silvio Samaniego, quien lo conocía, lo invita a jugar. Vestido con una camiseta blanca, con una publicidad verde que decía ‘Radiadores Fanarrat’, ingresó al terreno de juego y marcó los tres goles con los que el equipo de la ciudad venció a la selección sub-17. Esa tarde recibió sus primeras ovaciones.  

Heckel Vega, dirigente y amigo del ‘Flaco’, describe en su libro ese instante: “(...) el día que fuimos a despedir a Edú Corozo y al nacimiento de Iván Kaviedes”. (I)

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