El ex jugador uruguayo Víctor Manuel Battaini llegó a Deportivo Quito cuando solo tenía 19 años. Hoy llega casi a  los 63 y su pasión por el equipo quiteño no ha mermado; ahora transmite el amor a la camiseta “azulgrana” a los chicos de las divisiones inferiores.

“El Quito es mi vida, por eso espero que hoy -a las 12:00 en el Jocay- venza al Manta y que no le vaya bien a Liga ni a Emelec para que ganemos la primera etapa. Estoy más de 40 años acá, con el equipo que quiero, el que me trajo. Agradezco a Dios y a los dirigentes, a la hinchada todo. El trabajo que hago se ve reflejado en los jugadores que van saliendo”, aseguró “El Loco”, como lo conocen desde su época de jugador.

Hace tres años se vinculó como director de las divisiones formativas y con orgullo habla de los jugadores que ha promovido al primer plantel. “Está Dixon (Arroyo), que metió el gol con la Sub 20 para clasificar al Mundial, Velasquito (Pedro Velasco) y Marco Nazareno. Van a seguir saliendo más...”.

Su vida está en el complejo de Carcelén, donde estuvo como jugador, entrenador y ahora en su nuevo cargo. A su llegada al complejo el jueves saludó con todos, pero tuvo una larga charla con el DT argentino Carlos Ischia.

“Siempre estoy en los entrenamientos, pendiente de los chicos que suben a primera y que estén bien y a gusto”. Su primer año en el equipo (1968)  “chulla” fue el mejor, porque consiguió un título, el segundo del club, y con 19 años quedó goleador del torneo con 19 anotaciones.

Sin embargo, con amargura recordó los 40 años que pasaron para ver al Deportivo Quito dar la vuelta de nuevo. “Fueron horribles (los 40 años). Mi esposa y mis hijos son del Quito y sufrimos mucho ese tiempo. A pesar de que no se logró el título este lapso, la hinchada se multiplicó”.

“El Loco”, un año después de su retiro en 1978, se vinculó al cuerpo técnico como asistente e inició su carrera como entrenador. Entre sus logros en el banco “azulgrana” están el subcampeonato de 1988 y la clasificación a la Copa Libertadores de ese año.

Además, en 1981 el delantero consiguió el ascenso y el título en la Serie “B” y esa fue la última ocasión en  que el club estuvo en esa categoría.

Se alejó del Quito por unos años, pero sólo para crecer profesionalmente, pues dirigió a Aucas, Calvi, Green Cross, Universidad Católica, Deportivo Cotopaxi y Liga de Portoviejo, equipo al que considera su segunda casa, porque lo dirigió en ocho ocasiones en su carrera.

“Soy hincha a muerte del Quito y Liga de Portoviejo. Me trataron muy bien allá y siempre me piden que vuelva, pero  estoy feliz acá”. Con el “Trencito Azul” también consiguió el ascenso, desde la Segunda Categoría hasta la Serie “B”, en 1998.

Su último año como DT de un equipo de mayores fue 2000, al mando de “La Capira”, luego se dedicó de lleno a la formación de jóvenes talentos en algunas partes del Ecuador y desde 2008 lo hace para el equipo de sus amores.

“Llegué justo en 2008 para celebrar el campeonato, que se repitió en 2009. Fue una gran alegría ver eso después de tantos años. Lo festejé en la cancha, como goleador y luego fuera de ella. Fue algo maravilloso”.

Para Battaini, la unión de los dirigientes fue la clave para lograr el bicampeonato. Asimismo, consideró que eso fue necesario para que el club se consolide y logre la estabilidad de los últimos años. “Son los mejores dirigentes del mundo,  pero cuando están unidos. Es un plantel costoso y se ha manejado bien y nos vamos para arriba. Nuestro complejo va a estar listo pronto y eso habla bien de la gestión que se ha hecho en estos tiempos. Como dice nuestro eslogan: cada día más grande”.