Entrevista / Vanessa aráuz / entrenadora de la selección ecuatoriana femenina de fútbol
Vanessa Aráuz: “Díganme profesora, no señora”
La noche en que Ecuador se clasificó al Mundial Femenino Canadá 2015, Vanessa Aráuz se acostó en la cama que ocupaba en un hotel de Puerto España (Trinidad y Tobago). La ansiedad y el nerviosismo naturales que le invadieron durante el partido habían desaparecido. Estaba relajada, pero había algo que la inquietaba. ¿Qué voy a hacer ahora?, se preguntó angustiada.
La interrogante estaba directamente relacionada con la que hasta ese momento era su rutina: hablar, sentir y ‘respirar’ fútbol durante 19 horas diarias. Durante las concentraciones, su trabajo empezaba a las 07:00 y terminaba, algunas veces, a las 02:00 de la madrugada.
Aráuz ya no tenía que planificar ningún partido y tampoco había videos de rivales para analizar. Con la clasificación, sentía que su labor había finalizado, pero después de unos minutos reaccionó y se dio cuenta de que, por el contrario, apenas empezaba. Faltaban pocos días para el sorteo en Ottawa, donde la ‘Tri’ femenina iba a conocer a sus rivales. “Cuando entré en razón supe que la exigencia para el grupo sería mayor a partir de la clasificación”, contó a EL TELÉGRAFO, durante una visita a este diario, la tarde del miércoles pasado.
¿Qué representa esta clasificación al Mundial para el fútbol femenino de Ecuador, que busca profesionalizarse y lleva apenas 2 años de proceso con la liga amateur?
Justo decíamos hoy (el miércoles) en una reunión con presidentes de los clubes de la serie A y serie B que era un paso, así sea corto, ya que hace poco no existía la liga; actualmente hay la amateur. Las jugadoras que son parte de esta selección solo jugaban los fines de semana en canchas de tierra, ahora se logró reunirlas en un solo sitio. Eso favoreció para que tengan un ritmo de juego, un entrenamiento más profesional, y las benefició permitiéndoles tener un mejor estado y forma física, además de otros factores.
Ya existió el apoyo del Gobierno y la Federación Ecuatoriana de Fútbol, que organizó el torneo junto al Ministerio del Deporte. Lo del desarrollo es fundamental para que nosotras, en unos años, podamos contar con una liga profesional y que las jugadoras puedan percibir un sueldo que les permita dedicarse de lleno al fútbol y, obviamente, estudiar a la par.
En el Mundial de Canadá, Ecuador enfrentará a Japón, Suiza y Camerún. ¿Cuánto puede pesar el hecho de que estas selecciones sí tengan un proceso sostenido y que nuestro país recién esté impulsando el fútbol femenino?
Pesa mucho, porque nuestro crecimiento ha sido muy acelerado. En algún momento esos escalones que saltamos en el proceso de formación nos van a cobrar factura. Por ejemplo, estas jugadoras no tuvieron una formación futbolística entre los 6 y 12 años, etapa en la que absorben y mecanizan los movimientos básicos del fútbol. Ese ha sido un problema que hemos superado poco a poco, con muchos entrenamientos. Al principio nos costaba aplicar una nueva estrategia o nuevos movimientos tácticos, pero repitiendo hemos mecanizado estos movimientos. Enfrentar a Japón va a representar un gran aprendizaje. Tendremos que aplicar una estrategia muy pulida para enfrentar a esta potencia. Con Suiza y Camerún estamos al mismo nivel. Suiza tiene una de las mejores ligas, allá juega Marta, de Brasil. Camerún ocupó uno de los puestos estelares en los Juegos Olímpicos de Londres. Suiza aplica un juego más vistoso. El de nosotros será más estratégico, las chicas deberán ser más cumplidoras en las tareas que se les impongan. No creo que Suiza y Camerún sean invencibles, a Japón le tenemos mucho respeto por todo lo que representa para el fútbol femenino a escala mundial.
En 2002, Hernán Darío el ‘Bolillo’ Gómez dijo que Ecuador iba al Mundial de Japón-Corea a aprender, la afición lo aceptó como válido porque era nuestra primera experiencia de ese tipo. Usted ha dicho que la intención de esta selección femenina es pasar la primera etapa. Pero, ¿qué le queda por aprender a este grupo?
Realmente mucho, aunque todo ha pasado muy rápido para este grupo. Algunas futbolistas jugaron su primera Copa América, luego disputaron su primer partido oficial FIFA (el repechaje ante Trinidad y Tobago) y ahora se viene un mundial. Este desafío implica asumir otras responsabilidades extrafutbolísticas. Las jugadoras van a aprender inglés durante los meses previos al Mundial. Van a recibir clases de inglés 3 horas diarias durante toda la concentración, para que puedan entender y hablar y no se sientan como ignorantes cuando viajen a Canadá. En esta selección nos preocupamos mucho porque el ser humano tenga un desarrollo integral.
La FIFA solo permitía llevar 20 jugadoras a Trinidad y Tobago y ustedes decidieron ir con 22, eso habla bien de la unión del grupo...
Luchamos para que se pueda permitir que vayan 22, porque la FIFA solo cubría los gastos de 18. La FEF hizo la petición y le respondieron positivamente, pero solo para que lleváramos 20 jugadoras. Dos se quedaban fuera, por lo que las chicas hablaron con el presidente de la FEF, Luis Chiriboga, y él aceptó cubrir los gastos, aunque estas jugadoras no recibieron la acreditación de FIFA. El punto es que querían celebrar y dar la vuelta juntas, tal como había empezado el proceso. Efectivamente, esta fue una demostración de unidad.
La táctica conservadora (Ecuador jugó 4-5-1) que empleó ante Trinidad y Tobago en Puerto España resultó a la perfección. ¿Decidió defender porque pensó que el rival en teoría era superior?
Nunca pensé que eran superiores, pero sabía que iban a salir a ‘matar’. Trinidad se defendió a muerte en Quito y estábamos convencidas de que en su estadio y con su gente harían lo mismo, pero ofensivamente. Y algo lógico es que al atacar más veces dejarían su defensa más vulnerable. Nosotros practicamos, desde que se acabó el partido de ida, tres tipos de posibilidades: igualar 0-0, estar 1-1 o ir perdiendo, por lo que tendríamos que hacer un cambio específico. Lo que practicábamos con todos los equipos de varones que entrenamos fue mantener el 0-0 hasta los 35 minutos de juego, una vez que manteníamos ese control y se consolidaba la línea defensiva y de volantes, iba a ser complicado que nos superen.
La estrategia nos salió tal como la planificamos, incluso el ingreso de Margarita Barre surtió el efecto que esperábamos. Ella había marcado el tanto del triunfo contra Perú en la Copa América y tras su ingreso el equipo sintió una motivación extra, porque pensaba que podía ocurrir lo mismo, esta vez ante Trinidad y Tobago.
¿Se siente una mamá precoz de las jugadoras?
Siempre digo que tengo 22 hijas y que he dado a luz en todos los partidos.
A pesar de que Shirley Berruz (arquera) tuvo dos atajadas clave, ¿nunca sintió que el partido se le iba de las manos? Y si fue así, ¿cuáles fueron las indicaciones para las jugadoras?
Cuando salimos con el 0-0 (segundo tiempo) sabíamos que era un momento crucial porque si las chicas bajaban la intensidad con la que estaban jugando, el gol de Trinidad podía llegar en los primeros minutos. Lo que sí se les dije es que luchen por todo lo que han venido peleando desde la Copa América hasta acá, que no se rindan hasta el último minuto, obviamente se les dijo qué corregir en su momento, porque estaban cayendo en un error, ellas les estaban haciendo una trampa. Trinidad y Tobago creaba un circuito de pases para sacar un bloque de la defensa y que una de sus delanteras quedara libre, lo que se les dijo fue que se tome total control de la zona y que una vez recuperado el balón se avance línea por línea para llegar al arco rival. Nosotros estamos conscientes de que futbolísticamente no ha sido la mejor presentación que se ha tenido en cuanto a vistosidad. Para mí el mejor partido que he visto hasta ahora, aunque no se hicieron goles, fue contra Trinidad y Tobago, en Quito, porque Ecuador tuvo un dominio de balón muy bueno, los pases iban entre líneas muy bien.
¿Cuál fue la frase motivadora de la noche anterior al partido en Trinidad y Tobago?
La dije en una entrevista que me hicieron. Me preguntaron: ¿Usted quién cree que va a ganar? Y yo respondí: “El equipo que juegue con el corazón”, eso fue lo que sucedió en el campo de juego, nosotras tuvimos mucho más corazón que las de Trinidad, a pesar de que ellas tenían un estadio lleno a su favor. Las jugadoras de Ecuador salieron a ‘matar’ ese día. En el vestuario las vi totalmente concentradas y yo creo que eso fue la diferencia.
¿Cómo deben involucrarse los clubes que participan en el fútbol masculino para fortalecer al femenino? La estructura que tienen estos clubes podría representar un gran aporte para lograr ese objetivo...
Desde mi punto de vista, deben involucrarse principalmente en la formación, porque no creo que estén en la capacidad económica de formar un equipo adulto para jugar en una liga profesional. Es necesario que creen escuelas de fútbol para niñas exclusivamente, así se sentarán las bases para futuras selecciones.
¿Por qué esas escuelas deben ser exclusivas para niñas?
Porque el método de enseñanza no es el mismo. No quiero que se entienda que las niñas son más delicadas en relación a los hombres, la enseñanza para ellas debe ser más específica. A una mujer que tiene cólicos menstruales no puedo decirle: “Siéntate y cuando se te pase juegas”. Nosotros hicimos un estudio sobre el período menstrual de nuestras jugadoras. Durante los primeros días ellas se ponen más sensibles, más irritables. Eso en la cancha les afecta mucho. El cuerpo no responde igual, tienen menos apetito, se cansan más. Y se frustran más si cometen un error.
¿Cómo se asimilan esas diferencias entre la selección masculina que llena estadios y que concita la atención de todos, con la femenina que contó con estadio lleno, pero en Trinidad y Tobago? ¿Qué análisis crítico hace de ese comportamiento diferenciado del público, prensa y auspiciantes?
No solo pasa aquí, sino en otros países de Sudamérica, incluso afuera del continente. Existe ese pensamiento de: ¿por qué voy a invertir (en fútbol de mujeres), si no recibiré nada a cambio, ni a 5, 10 o 20 años? Se hacen estudios en función de cuánto gana una jugadora, y como no percibe ni $ 20 mil ni $ 30 mil, entonces la pregunta es: ¿Qué obtendré con eso? Deberían hacer un estudio distinto, de qué va a originar, por ejemplo, en apoyo de género. Las mujeres quieren salir adelante y tener más entrada en los espacios que dominan los hombres.
¿Se siente el machismo aún?
Sí existe...
¿En qué casos? ¿Le dicen qué cosas debe hacer?
En el cuerpo técnico hablamos mucho, escucho, porque hay gente con más experiencia, pero la decisión al final la tomo yo. No he permitido que eso sea vulnerado. Donde sí he notado el machismo es en las transmisiones radiales. Me dicen señora, y yo por algo tengo un título, estudié. Si no me pueden decir directora técnica, pues que me digan profesora. No soy casada para que me digan señora.
¿Esto que ha logrado la selección femenina contribuye a romper o a disminuir el machismo?
Al menos se da otra perspectiva de visualización, ya hay padres que van a permitir que sus hijas jueguen fútbol, no van a tener miedo de que las critiquen. Jugar en EE.UU. es algo normal, acá es extraño.
¿El fútbol femenino es menos vehemente que el masculino o igual?
Es igual o más, hay muchas mañas. Por ejemplo, una jugadora de Trinidad y Tobago le enterró los dedos a una de nuestras jugadoras a la altura de las costillas, eso no se ve en televisión. Ante Venezuela la arquera de ellos le clavó los pupos de la plantilla a Gianina Latanzio en una salida, después del partido tenía la marca en su muslo. El fútbol femenino es fuerte, agresivo y se finge mucho. Si una mujer puede cargar durante 9 meses a un niño, creo que puede ser bien fuerte cuando se quiera defender.
¿Considera que tiene ventaja en relación a entrenadores (varones) en lo que respecta al conocimiento del comportamiento físico y emocional de las jugadoras?
Sí, porque sé cómo y por qué le pasa algo a una mujer. Lo que le duele y lo que necesita. Existe una conexión más cercana entre ellas y yo. Imagino que con un hombre como entrenador no sería lo mismo.
¿Entran hombres a los camerinos?
Solo cuando están vestidas. Cuando llegamos al camerino, los utileros arreglan los uniformes y las jugadoras se quedan solas hasta que estén listas. Cuando lo están, tocan la puerta y el resto podemos entrar. Respetamos los momentos íntimos de las futbolistas. A las habitaciones tampoco entran los hombres.
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