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Ecuador, 12 de Enero de 2025
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
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Punto de vista

Clásico de carencias

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Los momentos de cada equipo no tienen nada que ver cuando se juega un Clásico, afirmación que retumba en todos los rincones y que en definitiva tiene algo de veracidad porque normalmente son exclamaciones y anécdotas de antiguos protagonistas que han dejado este concepto arraigado en el abanico popular. El escenario era extraño para una contienda que nació en el Astillero de Guayaquil, que remonta sus mejores y recordadas versiones en la calurosa urbe, pero que en esta ocasión, por necesidades extremas, Manta albergó el partido con más rivalidad e historia del país que, con total seguridad, puedo aseverar que servirá solo para la estadística, porque de fútbol poco podremos recordar.

El conjunto de Almada necesitaba obtener los tres puntos para calmar el azote constante de problemas institucionales y futbolísticos y al menos camuflar las dudas de su plantel que todavía no asimila y menos ejecuta la idea primaria de juego. Un plantel equilibrado tiene como premisa dos puestos por jugadores que normalmente tienen un nivel similar, pero esto en el equipo ‘canario’ no sucede y es llamativo que existan improvisaciones por esta particularidad que lo único que hace es dar ventaja en un torneo que goza de mucha irregularidad.

Los paladares futbolísticos no siempre se sacian de un funcionamiento y es tema de discusión constante, pero lo que se percibe en la opinión pública es que nadie sabe a qué pretende jugar Barcelona, ya que los partidos pasan y la incertidumbre futbolística se asocia a la falta de resultados.

En las idas y vueltas que generan este análisis debo rescatar un punto más que destacado en la presentación frente a Emelec, y esa fue la entrega de todos los futbolistas en cada balón disputado, a veces con mucha vehemencia, pero siempre con la actitud tan solicitada en esta clase de partidos. Después de un desmarque y pase por el callejón, quedo solo en el área grande para desmenuzar y analizar con fundamentos el escueto desempeño del conjunto ‘eléctrico’, que está navegando en un problema crónico en los últimos metros de la cancha, donde sus ofensivos no concretan todo lo que produce el equipo de mitad de cancha hacia adelante. Los niveles individuales de los dirigidos por De Felippe son dispares y eso se nota mucho, siendo el caso más rotundo Bolaños, que en los últimos tiempos se convirtió, a base de sacrificios y responsabilidad, en un jugador determinante dentro del esquema de Emelec, pero que en el inicio de este segundo semestre perdió la brújula de las prioridades que debe tener cuando entra al campo de juego, que son imperiosamente poner su talento y capacidad a beneficio del equipo, dando paso a desconcentraciones e ingresando en la provocación constante con los rivales de turno. Después de las expulsiones, que serán discusión por mucho tiempo, el partido se desnaturalizó y cayó en un terreno fangoso repleto de errores, con constantes malas entregas del esférico por parte de Barcelona y de arremetidas estériles que por falta de impronta se desvanecían al borde del área grande en el caso de Emelec. Los dos conjuntos quedaron en deuda con su público, y mucho más con sus anhelos, porque en la previa sabían que este partido podía ser bisagra para lo que resta del año.

El sabor que nos queda después de este  compromiso es insípido, con el atenuante de que Liga de Quito fue el único beneficiado por la suma de carencias de dos colosos, que aunque disfruten realidades diferentes el domingo se unieron brindando un espectáculo banal. (O)

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