Salvador Cabañas trajo en su maleta dos libros de cabecera: Herr Pep y El Efecto Simeone. Estas lecturas son parte de su formación como estratega de fútbol. El ‘Mariscal’, como lo llaman, cursa el segundo año en la escuela para técnicos de la Asociación Paraguaya de Fútbol. Su máxima aspiración es dirigir a la selección de su país en un mundial.     

En el primer texto, el escritor Martí Perarnau desmenuza las interioridades de la profesión, los conflictos jugador-entrenador, los conceptos técnicos y tácticos, y las obsesiones de ‘Pep’ Guardiola con todo lo relacionado con el fútbol.

En el segundo, el propio Diego Simeone explica en primera persona cuáles son los valores por los que siempre se ha guiado, sus claves para motivar y liderar grupos humanos y su visión del éxito basada en el esfuerzo, la sinceridad y la confianza. Cabañas quiere ser como uno de ellos o una mezcla de los dos.

El paraguayo, quien ya arrancó su carrera como timonel al mando del Paseo Guaraní de la tercera división, en su natal Paraguay, llegó ayer a Guayaquil invitado por la Federación Deportiva Nacional del Ecuador (Fedenador).

Hasta mañana cumplirá una apretada agenda que incluye la inauguración de un torneo de fútbol organizado por dicha entidad. Ayer, tras su arribo, participó también en un partido amistoso junto con exseleccionados ecuatorianos.    

El exgoleador de la selección paraguaya salió de la zona de arribo internacional del aeropuerto José Joaquín de Olmedo a las 13:30. Apenas dejó la zona de migración sintió el calor porteño. Se sacó una chompa de cuero negro que traía puesta y se quedó con la camisa azul, tipo polo, que llevaba debajo.

Saludó a quien se le ponía al frente. Se tomó selfies con quienes lo identificaban, pero lucía apurado, debido a que vio la hora y pensó que había llegado tarde. Pero no era así, su reloj estaba aún ajustado con el huso horario de Paraguay, que va dos horas adelante que el de Ecuador.

“Vengo a decirle a los niños que el mejor camino para ser una persona de bien es el deporte”, dijo antes de abandonar la terminal aérea. Lejos de alejarse del deporte, el exatacante también dirige una escuela de fútbol de su propiedad llamada Complejo Cabañas, situada en Villa Elisa, en Asunción.     

Cabañas conmovió al mundo del fútbol luego de que un disparo en la cabeza en 2010, en su mejor momento, lo obligó a dejar la profesión. Cuando ocurrió el atentado, jugaba y se lucía en el América de México. Llevaba seis goles con Paraguay en las eliminatorias para el Mundial de Sudáfrica 2010. (I)