Faltan 4 fechas para que culmine la primera etapa que comanda  Barcelona con 35 puntos, dos más que su escolta Emelec (que tiene un partido pendiente contra River Ecuador) y el campeonato se cierra en una lucha de dos.  La ventaja del puntero sobre los azules es, quizás, el calendario que en apariencia es más favorable. Mientras Emelec tendrá que jugar dos de sus restantes cuatro partidos en la altura de Quito (contra Liga en la fecha 20 y ante Católica en la 22), Barcelona no saldrá del llano. Visitará a Fuerza Amarilla en Machala, luego recibirá a River en el Monumental, después irá a Manta para enfrentar a Delfín y cerrará la etapa en su estadio frente a El Nacional. Es inevitable en este entramado hacer un diagnóstico de qué se viene. La incertidumbre cobra fuerza cuando se advierte lo que pueden mostrar los equipos del Astillero.

Este Emelec es una versión terrenal. Fueron triunfos y actuaciones, no exentos de guapeza y actitud, que tienen a este equipo en pelea. Con porcentajes de eficacia y rendimientos que decayeron ostensiblemente. El tricampeón ha dejado de ser el equipo de Quinteros desde hace ya más de un año, no en esta temporada. Omar De Felippe fue un eslabón pero terminó declinando en su intención de superar a su antecesor. Es otro Emelec, también es otro técnico, más expuesto y falible. Gerardo Arias sabe que debe reinventar y adaptarse. Sí o sí. No hay blindajes eternos. Su equipo es el que tiene numéricamente hablando las posibilidades principales de ganar la etapa. Pese a las dudas, la jerarquía de este plantel liderado por jugadores como Esteban Dreer, Pedro

Quiñónez, Ángel Mena, Fernando Giménez, entre otros, hacen que Emelec aún se mantenga como la primera potencia de fútbol en el torneo nacional.

Barcelona ha crecido sustentablemente como equipo desde su receloso inicio, producto por el cual es el segundo de los opcionados para ganar la primera etapa. Las ya varias goleadas en el Monumental han significado golpes representativos que ilusionan al barcelonismo que ansía terminar primero.

Presión, toque, rotación, cambios de frente, vértigo y gol. Desde hace varias fechas el equipo de Guillermo Almada viene consolidándose como uno de los que mejor rinde y obtiene resultados positivos, principalmente en la costa. Sus números en cuanto a anotaciones son abrumadores.

Luego de la goleada 6-1 a Universidad Católica, el torero llegó a 42 goles en 18 encuentros y mantiene un promedio de 2,3 tantos por partido. Necesita sumar 4 goles para superar la marca que mantiene Independiente, como el cuadro más goleador en una sola etapa con 45 tantos.

Es agradable romper récords desde lo numérico pero el gen competitivo e histórico de Barcelona quiere campeonatos, no elogios, y, para eso deberán mantener la regularidad en su funcionamiento para poder ganar este primer semestre. Sus líderes Matías Oyola, Damián Díaz y Jonatan Álvez entusiasman cada vez que elevan su nivel al máximo potencial y brindan partidos memorables que acrecientan esas esperanzas. Barcelona con 35 puntos en 18 partidos y Emelec con 33 puntos en 17 duelos, nos avizoran un apasionante final de la primera etapa donde la mirada global ofrece lecturas variadas, pero ninguna conclusión lapidaria. Este deporte es tan atrapante por ser, entre otras cosas, tan impredecible. (I)