Punto de vista
Barcelona crece con vértigo y personalidad
Las calles aledañas del estadio Monumental irradiaban la alegría de la gente que festejó después de un largo tiempo una victoria que consolida en lo más alto de la tabla al equipo ídolo del país. Tuve el privilegio de ver un gran espectáculo en toda la magnitud de la palabra y esto no tiene muchas veces que ver con un partido cargado de goles sino con lo rico que fue en lo táctico y los detalles que pude observar de una cómoda ubicación. Siempre resalto en toda tertulia futbolera lo importante que es para el espectador lo que transmite cada equipo, y el domingo tuve la sensación desde la entrada en calor que el conjunto dirigido por Israel está aprovechando de manera absoluta su gran momento anímico, confirmando sus convicciones gracias a este envión de sentimientos que significa olvidar los problemas externos y que la atmósfera que rodea al plantel sea de confianza y emociones positivas.
La pauta que marcó el inicio del partido fue que el local trataría de apabullar a su rival y así sucedió, a tal punto que a pocos minutos el balón ya besaba el fondo de la red que defendía Viteri, haciendo prever que sería una tarde a toda orquesta, pero no fue así. Con la tranquilidad que da tener un plan de juego establecido, los ‘albos’ fueron imponiendo su ritmo y llegando de a poco al área rival, en muchos casos sin tanto peso pero sí inquietando con poco a la dubitativa defensa canaria que tuvo demasiados inconvenientes para controlar al solitario Anangonó, que obligó durante toda la tarde. Cuando el partido ya había sido estudiado por los 2 rivales y perdió el orden inicial, quedó evidenciado que Barcelona apuesta mucho al vértigo de sus atacantes, apoyando todo ese caudal en un sólido medio campo y al constante apoyo de los laterales, dejando muy claro que este es el trabajo ‘made in Israel’.
Esterilla que refresca de una manera muy importante el apagado torneo nacional, debe madurar y entender que su potencial también pasa por tomar buenas decisiones dentro del campo de juego y no solo buscar la jugada personal como método constante. Así se fue el primer acto, trabado y parejo en casi todos sus movimientos, menos en el marcador, dejando una estela de dudas a todos los presentes a tal punto que preferían estar atentos a la goleada que recibía Emelec.
Ya con la caída del sol y menos grados de temperatura, el segundo tiempo tomó un poco más de ritmo y fue ahí cuando los dirigidos por Zubeldía controlaron el partido con la premisa clara de abanicar al rival hasta encontrar el espacio necesario para lastimar. Oyola y Bolaños hicieron un sacrifico enorme, pero más allá de eso no supieron romper los mecanismos claros que impuso Liga, de siempre encontrar a un receptor solo que pudiera pensar e intentar vulnerar una defensa que transmitía algunas dudas. Liga careció de un hombre creativo, de aquellos talentosos que están llamados para romper los moldes y erigirse como figuras desbaratando cualquier defensa, esa es una de las causas por lo que le cuesta tanto llegar al arco rival. Sus intenciones son buenas y seguramente tendrán más alegrías que tristezas con los pasos que dio en su crecimiento futbolístico, pero para ganar a veces se necesita algo más que un buen trabajo en conjunto y el domingo quedó muy explícita esta situación.
El local obtuvo algo más que 3 puntos frente a un complicado rival en subida, porque no solo llegó a la cima y su gente está ilusionada, sino también que en el interior del plantel festejan en silencio que la tan buscada personalidad del equipo apareció y todos conocen que cuando un grupo de trabajo impone y transmite esta virtud, está por el camino correcto y que el resto es cuestión de afinar la máquina.
El paladar del hincha cambió, porque está más exigente con su equipo, y eso lo perciben todos, pero este domingo ese detalle quedó archivado porque lo que importaba era ganar y ratificar el gran momento del mundo amarillo; esa es la noticia, ya tendremos tiempo de analizar y revisar a este impredecible Barcelona que nuevamente genera ilusiones.