Desde hace ya varias décadas Brasil cuenta con su particular Rei. Recientemente, a esta figura se le ha unido la Mãe del país, una mujer de 29 años que ejemplifica lo mejor de una nación orgullosa de ella.

Marta es un icono, un ídolo para millones de personas que ven cómo su futbolista lo deja todo en el campo en el nombre de Brasi.

"Este es un capítulo más en la historia de Marta. Voy a seguir batallando, como hice siempre. Voy a hacer lo imposible para intentar volver a Brasil con los resultados esperados. Mi deseo de ganar y de llevar a mi equipo a la gloria y de hacer que el fútbol siga creciendo en Brasil es más fuerte y más grande que nunca", dijo al llegar a Canadá, donde se disputa el Mundial de fútbol femenino.

Marta, estrella del equipo desde su debut, tiene ahora una doble responsabilidad: ser la figura y la capitana. Ser un ejemplo dentro y fuera del terreno de juego. Algo que no le pesa.

"Mi papel va a ser el mismo pero la diferencia es que ahora soy la capitana. Pero la responsabilidad es la misma: luchar con el equipo en busca de los mejores resultados. Esta es una responsabilidad extra para mí".
La Pelé con falda, como la definió O Rei Pelé, es ahora A Mãe de una selección y de un país que aspira a levantar su primera Copa del Mundo femenina.

"He jugado con la mayoría de las jugadoras de este equipo y voy a comunicarme con todas ellas para entendernos mejor dentro y fuera del campo. Es lógico que ahora tenga una responsabilidad mayor. En el grupo hay muchas chicas que observan todo lo que hago. Tengo una buena relación con todas ellas".

Cariño y exigencia

Marta llegó a Canadá sin apenas tiempo para preparar el torneo. La cinco veces Balón de Oro no participó en la Copa América-2014 que ganó su selección ni pudo participar en los encuentros previos.

Figura de un equipo muy joven, con muchas de sus futbolistas menores de 24 años, Marta, como capitana, se erigió en el modelo a seguir. Lo lleva con naturalidad, vigilante y siempre con una sonrisa.

Desde el primer día, en cada entrenamiento, se le ha visto al lado de sus compañeras. Aconsejando, participando, hablando con todas y cada una de ellas. Riendo con todas y cada una de ellas.

En el descanso contra España, Marta fue la primera en salir del vestuario. La auriverde ganaba 1-0 pero había sufrido muchísimo ante el asedio español. Sus compañeras fueron entrando al campo. Marta se quedó parada, con las demás a su alrededor, y comenzó a bromear. Los nervios se convirtieron en risas y Brasil apabulló a la Roja en los siguientes 45 minutos.

La Canarinha ganó ese partido, como también ganó el primero contra Corea del Sur (2-0) y el último frente a Costa Rica (1-0).

Pero en el Olímpico de Montreal, contra el combinado español, a Marta no le gustó un detalle de Andressa Alves, goleadora del partido y, a la postre, elegida mejor jugadora de ese choque.

Todas festejaban...menos Marta, que se dirigió a la atacante y le recriminó algún descuido defensivo en los últimos compases que le pudo costar el gol y, por ende, el empate a su selección.

Risas, sí, pero bromas las justas dentro del campo durante los partidos.
Porque para eso está una Mãe, para tranquilizar, apoyar, dar cariño, pero también para dar un paso hacia adelante para enseñar, para corregir y para exigir.

Y eso es Marta. No sólo la mejor futbolista de todos los tiempos sino también una figura en la que se fijan millones de mujeres en su país. Un modelo a seguir. Una Mãe que en Brasil acompaña a su Rei. (D)