Flamengo se da un baño de masas en Río de Janeiro
El Flamengo se dio este domingo 24 de noviembre de 2019 un baño de masas y, con un multitudinario recibimiento de su hinchada, el equipo más popular de Brasil comenzó los festejos en casa después del título de la Copa Libertadores de fútbol conseguido la víspera en Lima, cuando derrotó por 2-1 al argentino River Plate.
La plazoleta de la Iglesia de La Candelaria y el Mercado Popular de Uruguaiana ya estaban atiborrados de hinchas, incluso desde la noche del sábado 23 de noviembre, y la Central do Brasil, la emblemática estación de trenes y autobuses del centro de Río de Janeiro, no paraba de recibir hinchas flamenguistas de todos los rincones de la ciudad.
Pasaron 38 años para que el Flamengo, que fue campeón de las Copas Libertadores e Intercontinental de 1981, con la gloriosa generación de Zico, Júnior y compañía, volviera a saborear las mieles del triunfo con un título internacional de envergadura.
Las nuevas generaciones nunca vieron al “Fla” coronarse campeón internacional e incluso desde 2009 no disfrutan de un título de liga, campeonato que también está a un hilo de conseguir.
El primer clima de festejo en el recibimiento fue por parte de los funcionarios del aeropuerto, que se aglomeraron en la pista para esperar la salida de la delegación, que fue encabezada por el artillero Gabriel Barbosa “Gabigol”, autor de los dos goles de la victoria por remontada y quien portaba una bandera del club.
Los fuegos artificiales, la algarabía y la percusión de los sambistas anticiparon las fiestas de Año Nuevo y del carnaval, que simbolizan el espíritu festivo de la segunda mayor ciudad del país.
Un río humano tiñó literalmente de rojo y negro la avenida Getulio Vargas, en la mayor celebración de la “Nación Flamenguista” desde el título de liga que se alzó hace exactamente una década, cuando fue campeón del Brasileirao en 2009.
El “Mengao” desfiló por la céntrica avenida Presidente Vargas hasta el Monumento de Zumbí dos Palmares, uno de los líderes esclavos que se rebelaron en el período colonial, en las proximidades del sambódromo Marqués de Sapucaí donde la fiesta “rubronegra” continuó para prolongar los festejos. (I)