España necesita una victoria para superar la crisis post-Lopetegui
España busca el primer triunfo con Fernando Hierro como seleccionador, tras las buenas sensaciones futbolísticas del debut ante Portugal, frente a una Irán que lidera el grupo y cree en el milagro desde un muro que tendrá que derrumbar la Furia Roja.
Superado aparentemente el terremoto que acompañó las últimas horas previas al debut, la selección española se agarra a su estilo intocable para imponerse a la adversidad y demostrar las razones por las que es señalada como una de las favoritas al título.
En un mundial marcado hasta ahora por la incapacidad de selecciones grandes de superar planteamientos de rivales con un teórico papel de menor, España encara en Kazán uno de esos partidos en los que el rival renunciará al balón, armará un planteamiento defensivo con líneas juntas y se verá obligada a buscar variantes. Al toque le debe acompañar la velocidad y la verticalidad.
La destitución de Julen Lopetegui, apenas 48 horas antes del arranque, fue un factor condicionante para afectar a la imagen de España. Pero nada frenó su fútbol. El premio a su remontada, a levantarse dos veces de la lona con personalidad, lo dejó escapar en los últimos compases. El empate obliga ahora a ganar, y mientras más goles, mejor.
Irán encara el partido contra España con la tranquilidad y la confianza que le otorgan los tres afortunados puntos pescados en el último minuto en el San Petersburgo Arena frente a Marruecos, y con la idea de que el empate es un excelente resultado.
Para ello planteará un partido igualmente defensivo, pero con una variante táctica diferente: todo apunta a que Queiroz apostará por dos líneas de cinco muy juntas y un hombre peligroso aislado en ataque, el delantero Sardar Azmoun, del Rubin Kazán.
El objetivo es elevar la presión unos metros más, tratar de impedir que la pelota circule. Al igual que en el partido frente a la selección de Marruecos, los persas no tendrán ningún reparo en dejar la posesión de la pelota a su rival (España) y mirarán de reojo a sus delanteros. (I)