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El Telégrafo

El estadio fue un “país chiquito”

El estadio fue un “país chiquito”
12 de junio de 2013 - 00:00

Además de ser enamorados, Jessenia Gonza y Santiago Hernández comparten otro amor: el fútbol. Salvo algún imprevisto  de “vida o muerte”, no estaban  dispuestos a perderse el partido Ecuador-Argentina.

Solo por eso soportaron más de 16 horas de viaje, salieron de Macará (Loja) a las 15:30 del pasado lunes. Esperaban que tal sacrificio valga la pena, dijeron tener tanta pasión por la camiseta nacional, que cuando gana se sienten “correspondidos”.

A las 08:00 de ayer, en una banca de la terminal terrestre de Quitumbe, aguardaban a los familiares que prometieron ir a recogerlos.  

Santiago, de 19 años, es mecánico automotriz y, con la finalidad de viajar, pidió permiso en el taller donde labora. Jessenia, en tanto, tiene 17 años y cursa el tercer año de bachillerato en el colegio Técnico Macará. Aprovechó que en estos días se desarrollan los juegos deportivos internos para ir a Quito.

Con idéntico frenesí, desatado por el cariño a la blusa tricolor, los hermanos William y Diego Yaucán, dejaron su negocio informal a un lado y se trasladaron desde Guayaquil hacia la Capital.

No es la primera vez que un cotejo de balompié les mueve a dejar su lugar de residencia, cuando Barcelona se juega puntos importantes también se desplazan a cualquier cancha del país.

La ilusión del Mundial

Aunque no hay nada firmado, padre e hijo tienen un pacto implícito: apoyar desde las gradas a la Selección ecuatoriana y, en partidos importantes, a Liga de Quito.

Luego de cumplir sus labores el lunes, ayer, con el objetivo de movilizarse a la capital, Ramiro y Anthony madrugaron a las 02:30 para salir de San Miguel (Bolívar) a las 03:00.

Ambos están muy ligados al “rey de los deportes”, Ramiro ha dedicado 18 de sus 46 años de edad al arbitraje amateur; mientras Anthony (16 años) es seleccionado cantonal, juega de volante.

Ramiro ejerce la docencia en el colegio Diez de Enero; Anthony sigue el segundo año de bachillerato en el colegio San Miguel. Ambos hicieron un acuerdo: Si Ecuador clasifica a la Copa del Mundo de 2014 y Anthony consigue el título de bachiller con buenas notas, su progenitor lo premiará llevándolo a Brasil.

Y aunque no todos los fanáticos del conjunto abanderado están en posibilidades de ir a la Copa del Mundo, ninguno deja de suspirar con la ilusión de verlo entre los mejores combinados del planeta.

Cuatro jóvenes universitarios recorrieron los 183 kilómetros que separan a Riobamba de Quito con la confianza de ver a la “Tri” de Antonio Valencia superar a la “albiceleste” de Lionel Messi.

Iván Agurto, Daniel Chuquín, Juan Naranjo y Santiago Mucarsel coincidieron en que fue un acierto comprar los boletos en abonos, eso les facilitó no perderse los encuentros de Ecuador como local.

No faltaron los pasajeros que como el ambateño Alex Zúñiga llegaron solos a Quito para encontrarse luego con familiares o amigos que los acompañarán. Lo fundamental era llegar a tiempo y alentar el sueño mundialista.

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