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Ecuador, 25 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo

Cada jugador tiene su forma de liberar tensión en Monteolivo

La música a todo volumen en el segundo piso de la Casa de la Selección advierte que ahí se encuentra uno  de los jugadores más cadenciosos del grupo: Joao Rojas.

Una llamativa gorra roja con su nombre bordado con letras blancas lo hace inconfundible. Los acordes de la bachata priman y contagian también al delantero del Argentinos Juniors, Juan Luis Anangonó.

Pero este prefiere reservarse, porque como en algún momento confesó, su fuerte no es el “baile” en la pista sino en la cancha. El ambiente soleado y despejado que matiza por estos días a Quito hace propicio disfrutar el paisaje  que se puede observar desde la concentración de Monteolivo.

Por ello la mayoría de seleccionados aprovecha la ocasión para “balconearse”, sentarse en la especie de columpio cubierto que tiene cada habitación y saludar a sus fanáticos y a las cámaras. Lo hacen sobre todo aquellos que no figuran en las pantallas a diario, cuyos rostros para los aficionados no son muy conocidos, como Óscar Bagüí y el arquero Alexi Lemos.

Las bromas son infaltables, especialmente entre quienes más cercanía tienen, ya sea porque compartieron en algún momento un camerino como ocurre con Jorge Guagua y Álex Colón, quienes militan en el Deportivo Quito.

Los balcones de las habitaciones son los lugares favoritos de los seleccionados para platicar entre ellosLos más famosos como Antonio Valencia, Cristhian Benítez, Jefferson Montero, entre otros, prefieren pasar desapercibidos y por ello se encierran en sus habitaciones o perfeccionan su musculatura con ejercicios de gimnasio. Un piso más arriba está el centro médico, donde pasó la mayor parte de la concentración el ariete Felipe Caicedo. Ahí el doctor Patricio Maldonado es quien manda.

Precisamente bajo su tutela el último martes estuvieron a más de “Felipao”, Cristhian Benítez, Antonio Valencia y Jefferson Montero. A ellos, como a todos, les entregó una naranja como parte de la dosis diaria  de vitamina “C” que  reciben.

Mientras eso pasa, en las habitaciones, 50 metros abajo, en el ingreso al coliseo de futsal, el día es especial para Pedro Quiñónez.

La bachata y la salsa son los ritmos que prefieren escuchar los jugadores durante las concentracionesA Monteolivo llegó su pequeño hijo Jorge Rafael, de 4 años, quien reside en Machachi y con el que tiene poco contacto físico por la distancia de residencias (el jugador vive en Guayaquil), pero que siempre está pendiente de observarlo a través de la televisión. “Se emociona mucho cuando lo ve”, contó su madre Olga Nieto, a quien Quiñónez conoció mientras compartieron la inclinación por el balompié. Olga fue zaguera central de El Nacional, club al que también defendió Pedro entre 2004 y 2008.

“Jorgito” visita a su padre cada vez que él lo pide. Luce la camiseta alterna de la Tricolor con el número 15, el mismo que exhibe Pedro en Emelec y la Selección. Apenas lo ve, emocionado se lanza sobre él.

Está feliz en sus brazos, pero su padre pronto tiene que dejarlo. El infante está nervioso por las cámaras. Aunque estuvo alegre, lució callado, apenas unas breves palabras salieron de sus labios para decir que está feliz por ver a su padre.

07-06-13-dep-selecciconfotoAFICIONADOS DESPIDIERON A LA TRICOLOR

Aplausos, una que otra bandera y frases de motivación recibieron los seleccionados nacionales en la terminal aérea Mariscal Sucre de Tababela, previo al viaje que ayer a las 09:00 emprendieron rumbo a Perú.

Empleados y personas que aguardaban la llegada de sus familiares despidieron al combinado patrio, que llegó encabezado por el técnico Reinaldo Rueda.

Todos los asistentes se idearon para conseguir una firma de sus figuras. Pero la premura con la que llegaron los jugadores impidió que varios se detengan. Sin embargo, a través de los celulares lograron al menos captar las imágenes de sus máximas figuras, como Felipe Caicedo y Antonio Valencia.

El primero, fiel a su look de gorra y amplias gafas, volvió a mostrarse con sus enormes audífonos. Ninguno dio declaraciones, simplemente se limitaron a sonreír a los hinchas y a levantar la mano en señal de agradecimiento.

El vuelo chárter tenía previsto arribar ayer a la capital peruana, cerca del mediodía. El retorno será inmediatamente después de que termine el encuentro ante los peruanos. Irán directamente a la concentración de Monteolivo y mañana cumplirán una leve práctica vespertina.

Ese día se evaluarán, además, las condiciones médicas en las que retornen los seleccionados tras el compromiso desarrollado frente al combinado de Sergio Markarián.

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