Alan Franco está acostumbrado a los sacrificios. Cuando tenía 10 años dejó a su familia y su casa en su natal Jujan (Guayas) para radicarse en Guayaquil y jugar en el Norteamérica.

Quería convertirse en futbolista profesional, jugar en un club de primera categoría, llegar a la selección nacional y emigrar a una liga extranjera.

Esos objetivos los ha cumplido poco a poco. En 2016, dos años después de ser transferido a las divisiones formativas de Independiente del Valle, debutó en el primer equipo del cuadro de Sangolquí.

Dos años después, en 2018, fue promovido al equipo principal por el DT argentino nacionalizado español Gabriel Schurrer.

El estratega le dio la oportunidad de jugar más minutos. Ese mismo año, el director técnico colombiano Hernán Darío Gómez lo convocó a la selección de mayores.

Y en 2019 fue llamado nuevamente a la Tricolor, esta vez por el adiestrador argentino Jorge Célico.

Y otro de los objetivos que se planteó al inicio de su carrera lo cumplió ayer. Franco firmó un contrato de cuatro años con el Atlético Mineiro de Brasil.

Aunque no se detallan los montos de la transacción, Independiente del Valle precisó que vendió el 65% de sus derechos deportivos y que el jugador viajará en las próximas horas a Belo Horizonte para someterse a pruebas médicas y físicas.  

Según el sitio especializado www.transfermarkt.com, la cotización de Franco en el mercado creció de $ 500.000 a
$ 1,6 millones en dos años.

De acuerdo con los datos proporcionados por Independiente del Valle, hasta septiembre de 2019, 29 jugadores fueron vendidos desde la llegada del club a la máxima categoría del fútbol nacional.

Si bien la lista de venta y préstamo de jugadores importantes se remonta a 2010, el primer gran negocio fue la incorporación de Jefferson Montero a sus filas, y su posterior venta al Dorados de Sinaloa (México) en 2008, cuando la institución disputaba la serie B.

Luego de la salida de Montero surgieron otros pequeños movimientos, como los de Juan Cazares a la sub-20 de River Plate de Argentina en 2010, Joao Rojas al Morelia de México, o los de Carlos Gruezo, Henry Rúa y José Ayoví en 2012; Leonel Ramírez en 2013, y otros tantos en 2015, entre ellos Jonathan González y Mario Pineida.

Sin embargo, el boom ocurrió tras la consecución del subcampeonato de la Copa Libertadores en 2016, cuando perdió la final ante Atlético Nacional de Colombia.

Con esta nueva incorporación, son 32 los jugadores nacionales que han pasado por el fútbol brasileño (ver infografía).

El primero en migrar fue Polo Carrera, al Fluminense, en la temporada 1965-1966 y luego de 23 años otro compatriota volvió a fichar; esa vez fue Hólger Quiñonez, quien vistió la camiseta del Vasco da Gama.

Desde 1989 hasta 2006, las contrataciones hacia los “tricolores” fueron intermitentes; sin embargo, luego del Mundial de Alemania se fijaron más en ellos, como en Néicer Reasco, quien pasó por Sao Paulo.

Asimismo, el boom de Liga de Quito, tras los títulos de la Libertadores, Sudamericana y Recopa, permitió que el campo se abra más.

Por ejemplo, Patricio Urrutia, quien fue emblema de la “U”, fue al Fluminense. Desde entonces, el mercado brasileño se ha fijado cada vez más en los jugadores ecuatorianos. (I)