Con experiencia, talento, y ahora también mentalidad, los suizos se sienten más fuertes que en 2010, especialmente tras su victoria sobre Ecuador en su estreno mundialista, y ahora esperan confiados a Francia. “Desde 2010, el equipo ha progresado mucho. Ha madurado, se ha hecho más fuerte”, dijo el defensa Johan Djourou, que forma parte de lo que él llama el “núcleo” de 2006.

Se perdió el Mundial de Sudáfrica por una lesión, pero ha vivido el auge de un equipo que es ahora sexto en la clasificación FIFA y cabeza de serie en un Mundial por primera vez en su historia. “Tenemos una buena generación”, afirma su compañero en el eje de la defensa, Steve von Bergen, de 31 años, que añade “¿Hasta dónde podemos llegar? Lo veremos en 2 o 3 semanas”.

Algunos veteranos, von Bergen, Djourou y también Stephan Lichtsteiner (30 años) encabezan a los jóvenes, procedentes de la inmigración.

En torno a Xherdan Shaqiri, el ‘Baby Popeye’ de 22 años, que lo ganó todo con el Bayern de Múnich, giran 3 campeones del mundo Sub-17 en 2009, el único título mundial de Suiza.

Dos de ellos fueron decisivos contra Ecuador: el lateral izquierdo Ricardo Rodríguez, con 2 pases decisivos, y sobre todo, Haris Seferovic, el goleador en el último minuto en Brasilia (2-1).

El tercer campeón del mundo Sub-17, Granit Xhaka, tuvo una actuación más discreta, pero otro joven, que salió del banquillo, Adir Mehmedi, de 23 años, también tuvo un papel determinante. “Los, entre comillas, ‘sustitutos’ marcan, ahí se ve la solidaridad que es la fuerza de este equipo”, añade Djourou.

El seleccionador, el alemán Ottmar Hitzfeld, había advertido antes del Mundial que “el equipo es mejor, es más ofensivo, más creativo, con una mejor organización que en 2010”. Djourou no quiere demasiada euforia: “Hemos progresado, sí, pero también dijimos eso hace 4 años, el equipo empezó bien ganando a España, antes de ser eliminado”.