Ni un grave accidente pudo frenar el retorno de Diana
Un accidente automovilístico ocurrido en marzo de este año, casi pone punto final a la carrera de Diana Vizcarra. Pero su vocación por el triatlón, que lo lleva muy arraigado desde niña, cuando comenzó a dar sus primeras brazadas en la natación con apenas seis años, pudo más que el infortunio y la atleta y retomó los entrenamientos con más dedicación que antes.
Su recuperación demandó varias semanas. Debió recurrir al uso de un cuello ortopédico y sesiones de terapia en el Centro Médico Asdrúbal De la Torre, para superar los traumatismos que le afectaron el lado derecho de su cuerpo, además de un tratamiento psicológico, para devolverle la confianza emocional.
Entre tanto, no pudo asistir a competencias panamericanas internacionales en Chile y Argentina, y aquello la llenó de nostalgia por estar alejada de las pistas.
Prefiere no hablar mucho sobre el accidente, acaecido en el noroccidente de la capital, porque fue una experiencia que le dejó huellas y grandes enseñanzas que le permitieron valorar más el amor de sus padres e incrementar su fe en la bendición divina.
De regreso a los entrenamientos y escenarios, su reaparición ocurrida en los últimos meses no resultó tan exitosa. Un pinchazo en el tubular de su bicicleta motivó su retiro de una de las pruebas del Nacional en Cuenca y en los Juegos del Alba realizados, hace pocas semanas, en Venezuela.
Tampoco pudo culminar su participación en la especialidad de natación, luego de haber iniciado la segunda vuelta al lago, al ser afectada por su alergia a las algas y medusas, que se encontraban en el agua, que le provocaron una reacción en la epidermis tanto en el rostro como en el resto del cuerpo, además de la falta de oxígeno, que obligaron a la oportuna atención médica.
Pese a estos imponderables, la triatleta capitalina de 21 años, estudiante de la UTE en la especialidad de Comercio Exterior e Integración y Aduanas, no está desmotivada y trata de alcanzar su mejor nivel, aunque, afirma, “no se puede vivir del deporte y, por eso, primero los estudios”.
Es una de las deportistas nacionales clasificadas para representar al país en los Juegos Panamericanos, tras la acumulación de puntos en las Copas Panamericanas del año anterior, además de los registrados en el Campeonato Panamericano y del Caribe, efectuado en junio (Colombia), en donde alcanzó la segunda ubicación en la categoría Sub 23 y el cuarto lugar en la división élite, logrando escalar 20 posiciones para su clasificación a los Juegos Panamericanos.
Diana ostenta el título de campeona sudamericana y panamericana de triatlón junior en distancia sprint en el 2008, además de ganar el tercer lugar en los Juegos Panamericanos, el oro en el Panamericano de Acuatlón de Cali en el 2009 y la medalla de oro en el Campeonato Iberoamericano en Guatapé en junio, distancia olímpica.
Además, en la presente temporada clasificó para el Campeonato Mundial en Beijing, aunque quedó al margen porfalta de presupuesto de la Federación Ecuatoriana de Triatlón, y en los Juegos Nacionales Absolutos ocupó la primera ubicación en mayo del año en curso.
Su meta en los próximos años es participar en los Juegos Olímpicos en Londres y Brasil, para entonces aspira a estar en su mejor nivel técnico y con suficiente experiencia internacional.
Pero antes están los Juegos Panamericanos, que se proyectan como una competencia “muy dura y fuerte”, con alto nivel competitivo, debiendo enfrentar a rivales de jerarquía, como la chilena Bárbara Riveros, campeona mundial de distancia olímpica en Suiza; Paula Finlay, de Canadá; la ecuatoriana Elizabeth Bravo, la mejor triatleta del país en la actualidad, quien será su compañera de equipo; Pamela Oliveira y Carla Moreno de Brasil, entre otras.
El técnico Jeffrey Paz la indujo en el triatlón y luego fue el entrenador Segundo Noguera que comenzó a forjarla desde los ocho años.
“Las zonas de transición (cambio de una disciplina a otra) son las que inciden en la actuación de los triatletas, porque hay que hacerlo en el menor tiempo posible y en eso trabajamos mucho”, anota el entrenador imbabureño.
Diana no se imaginó que aquella predilección por el ciclismo, natación y atletismo, la llevaría a un régimen mucho más estricto en su forma de vida. Las sentenciosas expresiones de su progenitor Fernando Vizcarra: “si te vas a dedicar al deporte, tienes que hacerlo con responsabilidad y disciplina”, ella indica que “eso es lo que he hecho, porque el deporte lo llevo muy adentro”, confiesa.
Recuerda con satisfacción su primera participación internacional en el Iberoamericano de Bogotá (2006), en el que se bautizó en distancia sprint y se bañó de oro.