Cientos de cuencanos salieron a las calles y acompañaron en la caravana motorizada que se realizó con motivo del arribo de Alfredo Campo, quien se coronó campeón mundial junior de bicicross en Copenhague, Dinamarca, el pasado 30 de junio.

La expectativa estuvo latente. La tarde del jueves, en las inmediaciones del aeropuerto Mariscal Lamar, de Cuenca, familiares, amigos y personas en general  esperaron con letreros y flores al avión de la empresa TAME, proveniente de la capital de Quito, en el que llegaba Campo.

Cuando se divisó la aeronave, los presentes empezaron a aplaudir. Tras  pisar tierra, lo primero que hizo Campo fue abrazar a su madre, Isabel  Veintimilla. Luego el ciclista de 18 años recibió una corona de laurel de parte de Humberto Cordero, gobernador de Azuay.

Tras las felicitaciones, el doble campeón mundial -pues logró su primer título en Córdoba, Argentina, en 2000- subió junto con su progenitora y allegados a la punta de la escalera de un camión del cuerpo de bomberos para levantar sus manos y saludar a los presentes.

En los exteriores de la terminal aérea y ante el ritmo contagioso de la tradicional banda de pueblo,  decenas de deportistas esperaban sentados en sus bicicletas la salida de Alfredo, mientras sus familiares abordaron sus carros para hacer sonar sus sirenas e iniciar  la caravana motorizada.

Bajo un intenso  sol que pegaba de manera implacable, varias personas acompañaron al campeón, unos en bicicletas y otros en sus carros. Sus familiares no quedaron al margen y se trasladaron en un colorido bus, bailando al ritmo de  la canción  “Chola cuencana”.

La alegría fue  notoria en el recorrido. Al entrar a  la calle Bolívar, la gente  tuvo diversas maneras para expresar su emoción por el logro de Alfredo: mientras unos lo saludaban y lo aplaudían, otros ondeaban banderines de Ecuador. El deportista hizo su máximo esfuerzo para saludar a la mayoría.

Ni el agotador  trayecto ni el sofocante calor que se sintió en Cuenca inhibieron a los ciudadanos, que nunca dejaron de acompañar al camión de los bomberos y más bien, de a poco, aumentó el número de entusiastas fanáticos.
Luego de un recorrido de  hora y media, la caravana llegó hasta su destino: el coliseo Jefferson Pérez, en donde la Federación Deportiva del Azuay (FDA) organizó un recibimiento con ambiente de fiesta.

Centenas de personas, entre directivos de la ciudad, del deporte, familiares y amigos aplaudieron una vez más a Campo.

Al bajar del vehículo que lo transportó, Alfredo saludó a su padre, el humorista televisivo que lleva su mismo nombre, quien le dio un abrazo y dirigió palabras de cariño hacia su primogénito.

Ya en las instalaciones del auditorio de la FDA, decenas de personas no pudieron ocultar su entusiasmo y de una manera alborotada hicieron de todo para saludar o tomarse una foto con el bicicrosista.

“Gracias Alfredo, por hacer que pensemos que la profesión que escogimos no es la equivocada”, sostuvo Juan Sánchez, presidente de la FDA, luego de observar un video en donde se captaban los mejores momentos de Alfredo sobre su bicicleta.

Luego, el auditorio presentó un ambiente sentimental, con el discurso de la madre del deportista, quien recordó con entusiasmo y una voz temblorosa los mejores momentos de la infancia de su vástago.
“Parece que fuera ayer cuando tenías 3 años y  pasábamos por la pista de bicicross y detestabas el sonido del partidor y menos pasar por ahí (…)”, expresó doña Isabel.

Las lágrimas rodaron por las mejillas de la madre y de su hijo, quienes  se fundieron en un fuerte abrazo y escucharon detenidamente las palabras de su esposo y padre, respectivamente.

“Luego de observar por Internet el triunfo de Alfredo se me vino la imagen como un flash de todo lo que vivió en su carrera y eso me llenó de alegría”, manifestó el progenitor del campeón mundial, quien recordó los momentos tristes que vivió su hijo  antes del viaje hacia Dinamarca.

“Cuando estábamos con las maletas listas recibimos un mail de la Federación Ecuatoriana de Ciclismo  que negaba la emisión de los pasajes, Nos tocó a mí y a la chequera hacer  realidad el viaje para que Alfredo llegue a   Dinamarca”, señaló Campo, quien antes de la intervención de su hijo pidió  apoyo económico  para su preparación con miras a las olimpiadas de Río de Janeiro 2016.

La muchedumbre detuvo la algarabía y detenidamente escucharon las palabras del bicicrosista. Alfredo, con sus ojos verdes reflejando su emoción, expresó su alegría a sus amigos por primera vez desde que se adjudicó el título mundial.

“Ese minuto y medio que acaba de pasar (en Dinamarca) cambió mi vida… apenas terminé la competencia, quise llamar a toda la gente de acá (Ecuador) para contar lo que pasó”, dijo el ciclista.

Luego del evento protocolario, la gente aprovechó para saludar al deportista. Los festejos de Alfredo continuaron después, en una reunión íntima que realizó su familia.