La selección española arrolló hoy a Croacia (82-64) en la semifinal del Torneo Ciudad de Badalona, en un partido en el que los jugadores de Juan Antonio Orenga tuvieron suficiente con un parcial de 30 a 9 en los últimos 12 minutos para llevarse una victoria más trabajada de lo que aparenta el marcador.

A 10 días del inicio de la Copa del Mundo, el combinado español sumó su sexta victoria que le permitirá disputar mañana la final ante Ucrania, que derrotó a México en la primera semifinal de este torneo de preparación.

No lo tuvieron fácil los españoles, que se encontraron con un rival rudo y disciplinado que, inexplicablemente, se vino a bajo en los últimos compases del tercer cuarto, cuando parecía tener el partido controlado.

Los dirigidos por Orenga empezaron con dudas, bloqueados en la zona del aro debido a la intensa defensa de los jugadores interiores croatas y desacertados desde la línea exterior, con 2 triples de 8 intentos en los 10 primeros minutos.

Est fue aprovechado por los balcánicos, a través de un estelar Bogdanovic, quien anotó todo lo que intentó (9 puntos) en los primeros compases del partido. Además, los visitantes anotaron 9 puntos en los 2 últimos minutos del segundo período. Un triple de Simon sobre la bocina les dio una mínima ventaja (38-40) antes del descanso.

Tras la reanudación, mejoraron y mucho los de Orenga. La entrada de Sergio Rodríguez -en el banquillo en los primeros veinte minutos-, la jerarquía interior de Pau Gasol -máximo anotador del partido con 18 puntos- y el acierto exterior de Navarro, autor de 9 puntos en el tercer cuarto, aliviaron a los españoles, que apretaron en defensa.

Se bloquearon en ataque los hombres de Bogdanovic que de ganar 52-55 en el minuto 28, pasaron a afrontar el cuarto período con una desventaja de 8 puntos (65-57).

La dinámica negativa de los croatas en ataque no se frenó. Prueba de ello es que en los 10 últimos minutos del encuentro solo anotaron 7 puntos.

Ello lo aprovecharon los españoles para seguir ampliando su ventaja. Con Sergio Rodríguez el ataque fluía. Lo agradecieron tanto los hermanos Gasol como Ibaka, que no encontraron oposición en el poste bajo ante una defensa desfigurada que naufragó en unos últimos doce minutos para olvidar.