Mónica trabaja como asesora de crédito en una cooperativa y, además de entrenar, cumple como madre y esposa
Cajamarca invirtió sus utilidades para correr en Austria y clasificarse a Río 2016
Para alguien que nunca compitió fuera del país, quedar tercera en la categoría mujeres de la Maratón de Viena y séptima en la clasificación general es una hazaña, que además la mete en los Juegos Olímpicos Río de Janeiro 2016 y la hace vivir la mejor experiencia de su carrera deportiva.
Nacida en la parroquia El Valle (Cuenca) el 22 de marzo de 1984, Mónica es la menor de los 6 hijos que procrearon Piedad Illescas y Manuel Cajamarca. Desde niña le atrajeron las carreras de fondo, pero solo después de casada exteriorizó esa afición.
Su esposo, Santiago Loja, profesional en cultura física, se reconoce como su mentor. Tras contraer matrimonio en 2009, guiada por él, la azuaya soltó las riendas de su potencial y comenzó a prepararse.
Loja (33 años), que practicó halterofilia y alcanzó el campeonato nacional juvenil de la categoría 69 kilos en 2000, sabía lo emocionante que es terciar en representación de un territorio, “así que motivarla no le resultó difícil”, cuenta.
La primera vez que cubrió los 42,195 kilómetros ocurrió durante el Maratón de Guayaquil de 2011, donde se ubicó sexta tras cronometrar 3 horas, 04 minutos (3h04m). Un año después, con un minuto menos, ganó dicho certamen, y en 2013, pese a colocarse cuarta, consiguió bajar su marca a 2h58m.
También ese año intervino por primera vez en unos Juegos Nacionales absolutos, otorgándole a Azuay la medalla de oro en los 10.000 metros planos.
Pero como no todo en la vida puede ser felicidad, después de esa conquista sufrió una tendinitis de tibia y peroné en su pierna izquierda, que la alejó por 6 meses del atletismo.
“Una vez recuperada, tomamos la decisión de que se entrenara con el grupo Piedra Runners, que encabezaban Byron Piedra y Adrián Torres. Desde entonces su técnico es Adrián y yo me hago cargo de detalles como la profilaxis, nutrición, recuperación...”, expresa Santiago.
En los últimos meses de 2014, al estar embarazada de su segunda hija, volvió a suspender los ensayos. Y los retomó un año más tarde. Este retorno le costó un poco más, porque tuvo que vencer el sobrepeso.
Lorena Rodas, compañera de trabajo de Mónica en la Cooperativa de Ahorro y Crédito JEP, admira el tesón de su amiga. Narra q ue las jornadas laborales son hasta las 18:00, pero a veces se extienden sobre las 20:00, sin que eso le impida a Cajamarca cumplir con sus prácticas diarias, que en dichas ocasiones se extienden hasta las 23:00.
Rodas dice que “no le importa si tiene que correr el domingo, al día siguiente se presenta puntual a las 08:00 al trabajo, que es de mucha presión porque debemos cumplir objetivos. Así como ha mejorado en el deporte, en la cooperativa ha ascendido de cajera a liquidadora y ahora a asesora de crédito”.
Graduada de contadora pública hace 11 años, Mónica labora en la citada institución hace 7. Gracias a tener ese empleo pudo desplazarse a Viena junto a su instructor, ya que los gastos del viaje de ambos ($2.400) los cubrió con el dinero que recibió de las utilidades.
En Austria, Mónica atravesó la meta con un crono de 2h37m58s, eso es 21 minutos menos de lo que hizo en su maratón anterior en el puerto principal en 2013, y registró la segunda mejor marca entre las 3 clasificadas por Ecuador a las olimpiadas.
Las otras ‘tricolores’ con boleto a Río de Janeiro son las tungurahuenses Rosa Alba Chacha, que el 22 de febrero de 2015 hizo 2h35m29s en el Maratón de Sevilla, y Silvia Paredes, que el 17 de enero marcó 2h42m02s en el Maratón de Houston. Para Rosa, los juegos en suelo ‘carioca’ constituirán su segunda cita olímpica; para Silvia y Mónica será la primera.
Estimulada por las sonrisas de sus hijas Doménica (5 años) y Sofía (8 meses), Mónica se plantea hacer un papel decoroso en los Juegos Olímpicos. Anhela, de paso, ingresar al Plan de Alto Rendimiento del Ministerio del Deporte. (I)